Ciudad del Vaticano (Martes, 23-07-2019, Gaudium Press) El día 21 de abril una serie de atentados terroristas afectó Sri Lanka y abaló el país.
Era el día en que los cristianos celebraban la Pascua del Señor y a la audacia del atentado, se sumó el evidente deseo de demostrar un odio religioso, una persecución religiosa sin precedentes.
Apenas aquellos atentados terroristas fueron perpetrados, afectando sobre todo a la comunidad católica, se esparció el miedo y la inseguridad.
Cuando supo de la trágica noticia, el arzobispo de Colombo, cardenal Malcom Ranjith, se dirigió al lugar de los ataques tomando conocimiento privilegiado de la tragedia ocurrida.
Sobre el atentado, sus consecuencias y efectos, el Cardenal hizo comentarios al Vatican News en una entrevista que reproducimos en parte.
La primera explosión
El Cardenal Malcom Ranjith recuerda la primera explosión que afectó el Santuario de San Antonio cuyas escenas él testimonió:
– Allá dentro estaba todo destruido, había cadáveres en el piso, personas gritando de dolor. Había personas pidiendo ayuda para ser llevadas al hospital. Y había personas intentando ayudar. Una escena terrible y dolorosa, una escena que nos hacía recordar el sufrimiento humano.
Misterios no desvendados
Después de tres meses de aquellos trágicos acontecimientos todavía se puede constatar que ellos continúan envueltos en un misterio. Sobre eso el Cardenal dijo:
– Es verdad, porque no fue hecho un esfuerzo sincero para realmente descubrir quiénes fueron los responsables por esos ataques, qué fuerza estaba por atrás de aquellos que se suicidaron.
De hecho, aunque el gobierno al inicio haya tenido muchas pistas que indicaban la posibilidad de atentados, no fueron tomadas medidas de prevención suficientemente fuertes. Por ese motivo, vivimos aquella situación realmente dramática.
Colocar la culpa unos en los otros
Como el propio cardenal Malcom Ranjith afirmó, hay falta de colaboración entre las fuerzas de seguridad y todos están intentando colocar la culpa unos en los otros.
– Sí, es verdad. El gobierno, después de la última guerra entre las fuerzas tamiles y el ejército de Sri Lanka, había creado un departamento de seguridad que también podría colectar informaciones. Pero después de la guerra, debido a las presiones internacionales y muchas críticas, el nuevo ejecutivo prácticamente desmanteló todo el aparato militar de inteligencia. (…).
En esta atmosfera, el éxito de un ataque era más probable, precisamente porque no había los presupuestos para un mejor control. Entonces el gobierno desmanteló ese aparato. Y entonces, cuando las alarmas fueron dadas, ellos fueron completamente olvidados o negligenciados.
Temor constante
Sobre el temor de los cristianos en Sri Lanka de que los ataques puedan ser repetidos, dijo el Cardenal:
– Hay siempre un cierto miedo, aunque en estos tres meses no hayamos tenido ningún incidente grave. Personas sospechosas fueron encontradas en varios lugares. Por esto, nuestro pueblo y también nosotros vivimos con una sensación de inseguridad y miedo.
(JSG)
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