Melbourne (Viernes, 26-07-2019, Gaudium Press) El Obispo auxiliar de Melbourne, Australia, Mons. Peter Elliott, recordó el llamado de la Iglesia a un cuidado de los pacientes terminales o incurables que respete su vida al lamentar el primer permiso concedido a un procedimiento de suicidio asistido en el estado de Victoria. El prelado denunció la transformación de la institución médica al ponerla al servicio de la muerte.
Mons. Peter Elliott, Obispo auxiliar de Melbourne, Australia. Foto: Saint Bede Studio. |
«En Victoria, los asesinatos operados por el estado se extinguieron cuando la pena capital fue abolida correctamente hace 42 años», recordó el Obispo, quien participó en su juventud en las campañas a favor de su abolición. «Pero ahora, con pena, veo que los asesinatos operados por el estado regresan con uniforme médico con toda la retórica de la compasión».
Mons. Elliott alertó sobre la pérdida de credibilidad de la profesión médica a causa de la implementación de la eutanasia. El Obispo reconoció que la Iglesia misma ha sufrido una pérdida de credibilidad ante la opinión pública a causa de escándalos de abuso protagonizados por algunos sacerdotes. «Pero ellos eran criminales» aclaró el prelado. «En Victoria, los médicos que ayudan a las personas a suicidarse no serán criminales. Serán agentes estatales de muerte legalmente protegidos. Pero sus acciones torpedearán mucho la confianza del paciente».
El Obispo auxiliar indicó que existe una gran resistencia al interior del gremio médico al procedimiento, pero que el estado se ha esforzado en capacitar a médicos para realizarlo y crear guías de información a los pacientes para que puedan identificar los lugares a donde podrían acudir a solicitarlo. «Catholic Health ha dejado en claro que los hospitales católicos no proporcionarán eutanasia», indicó el prelado. «Las bases principales son el Hospital Alfred y la Clínica Peter McCallum, para sorpresa y horror de algunos que trabajan en estas respetadas instituciones».
Mons. Elliott lamentó otros males asociados a la aplicación de la eutanasia, como la falta de transparencia de las normativas, que permiten la ocultación de la verdadera causa de muerte de los pacientes que solicitan el suicidio asistido. De igual manera alertó que se afectarían los esfuerzos para prevenir el suicidio en otros casos. » ¿Por qué tratar de aconsejar a los jóvenes que no se quiten la vida cuando cualquier persona con enfermedad terminal que sufre y está deprimida puede pedir la muerte?», cuestionó «¿O es la asistencia letal principalmente para personas mayores?».
Finalmente, «todo el asunto se reduce a la persona humana, a las preguntas cruciales: «¿Quién soy yo? ¿Qué soy yo?'», expuso el prelado. «Si soy simplemente un animal inteligente, puede tener sentido acabar con el dolor profundo» a través de la eutanasia. «Si, por otro lado, soy un ser humano único dentro de un orden creado divinamente con un significado en mi vida, entonces tengo un derecho innato a la vida(…). Soy responsable ante un Creador personal que ha decretado sabiamente: ‘¡No matarás!'».
Con información de Catholic Weekly.
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