Metuchen (Jueves, 01-08-2019, Gaudium Press) El Obispo de Metuchen, Estados Unidos, James E. Checchio, emitió una Carta Pastoral como preparación a la implementación de una ley que introduce el suicidio asistido desde el 01 de agosto de 2019. El prelado insistió en la sacralidad de la vida humana, la inmoralidad del suicidio y los riesgos que la normativa genera para el bien común de la sociedad.
La norma pone en riesgo, por ejemplo, a los ancianos, quienes pueden llegar a verse a sí mismos como una carga para los demás. |
«Una de las características más apreciadas de ser cristiano es que siempre tenemos esperanza. La esperanza es nuestro don de Dios que proclama que nunca hay una situación tan desesperada que tengamos que recurrir a medios malvados para encontrar una solución», expuso el Obispo, quien recordó que la defensa de la sacralidad de la vida incluye los casos en que la enfermedad o los sufrimientos graves pueden nublar su valoración. «Con esperanza podemos ver el sufrimiento como un signo de la presencia y el amor de Dios. Es por eso que me entristece profundamente tener que escribir para abordar la realidad que ha dado un paso hacia la oscuridad de la desesperación al aceptar el suicidio asistido por un médico».
Mons. Checchio describió las condiciones de la norma, denunciando que quienes cumplen las condiciones establecidas podrían recibir una prescripción de un fármaco letal o información de los procedimientos que los llevarían a la muerte. «Los Obispos de Nueva Jersey, así como los católicos y otros ciudadanos de todo el estado, lucharon durante más de siete años para oponerse a esta ley», relató, asegurando que su aprobación constituye el «fracaso total del gobierno y, de hecho, de toda la sociedad, en cuidar de una manera verdadera, auténtica y humana a los que sufren y son vulnerables en nuestro medio».
«El suicidio asistido es una afrenta grave a la dignidad de la vida humana y nunca puede justificarse moralmente. El permiso legal ahora otorgado a esta práctica no cambia la ley moral», advirtió el Obispo a los creyentes. «Con esta ley, los ancianos podrían sentir una presión indebida para ver esto como una opción para evitar ser una carga para los demás y los jóvenes comenzarán a pensar que las personas puedan y deban ser desechables. De hecho, con esta ley habrá una mayor desensibilización sobre el valor de la vida humana».
El prelado indicó que los fieles deben dar un testimonio diferente ante la muerte y los moribundos, «uno que acompaña a cada persona a medida que muere y les permite amar y ser amados hasta el final». El Obispo recordó que la Iglesia aboga por aliviar el dolor y encontrar el significado de sus vidas a pesar del misterio del sufrimiento. «Dirigimos a Nuestra Santísima Madre en nuestra lucha para poner fin a las amenazas a la vida humana y una creciente cultura de la muerte», concluyó Mons. Checchio. «Ella es nuestro modelo y nuestro ejemplo de cómo cada ser humano debe ser tratado como un don al inicio y al final de la vida».
Con información de Diócesis de Metuchen.
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