Ciudad del Vaticano (Lunes, 05-08-2019, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer el Papa Francisco meditó sobre la significativa lectura evangélica del día, que trata de la parábola del hombre rico cuyas tierras produjeron una gran cosecha, que quiso un día sólo comer y beber despreocupadamente el resto de sus días, pero a quien Dios reclamó su alma ese mismo día.
«Los bienes materiales son necesarios para la vida, son un medio para vivir honestamente y compartir con los más necesitados»: fue la afirmó el Papa Francisco como premisa de su pensamiento. Entretanto, Cristo «exhorta a estar alejados de la codicia, es decir, de la avidez del poseer», y por eso el Señor relata la parábola del rico «que se cree feliz porque ha tenido la fortuna de un año excepcional y se siente seguro de los bienes acumulados».
No fueron «muchos años» los que vivió este rico, sino que Dios le señaló la inmediatez del «esta noche: esta noche morirás».
Francisco afirmó que Jesús «nos invita a considerar que las riquezas pueden encadenar el corazón y distraerlo del verdadero tesoro que está en el cielo», y que como dice también San Pablo en la segunda lectura de hoy, invita a buscar «las cosas de allí arriba, no a las de la tierra».
Como enseñanza de esta lectura, el Papa invitó a «buscar una vida realizada no según el estilo mundano, sino según el estilo evangélico: amar a Dios con todo nuestro ser, y amar al prójimo como Jesús lo amó, es decir, en el servicio y en el don de sí mismo», porque – explica – «el amor así comprendido y vivido es la fuente de la verdadera felicidad, mientras que la búsqueda desmesurada de los bienes materiales y de las riquezas es a menudo fuente de inquietud, adversidad, prevaricación y guerra».
Con información de Vatican News
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