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Ciudad del Vaticano (Martes, 06-08-2019, Gaudium Press) El domingo, 04 de agosto, cuando se conmemora el «día del sacerdote», la Iglesia recordó también ciento sesenta años de la muerte del Cura d’Ars.
En esta oportunidad el Papa Francisco quiso expresar, a todos los sacerdotes del mundo, su apoyo, proximidad y aliento, para aquellos que, a pesar de las fatigas y desilusiones celebran todos los días los sacramentos y acompañan al Pueblo de Dios.
La Sala de Prensa de la Santa Sede publicó la carta escrita por el Papa a los sacerdotes y ella fue explicada por él durante su tradicional encuentro con peregrinos, en la Plaza de San Pedro, al mediodía de Roma.
Aliento, proximidad, apoyo
Recordando los ciento sesenta años de la muerte del Cura d’Ars, patrono de los párrocos, el Papa Francisco expresa su aliento y proximidad a los «hermanos presbíteros, que sin hacer alarde», dejan todo para empeñarse en la vida diaria de sus comunidades; a los sacerdotes que trabajan en la «trinchera»; también a todos aquellos que diariamente enfrentan desafíos sin pensar en sí mismos, «para que el pueblo de Dios sea cuidado y acompañado».
«Me dirijo a cada uno de ustedes que, en muchas ocasiones, de modo inobservado y sacrificado, en el cansancio o la fatiga, en la enfermedad o la desolación, asumen la misión como un servicio a Dios y su pueblo y, aún con todas las dificultades del camino, escriben las páginas más bellas de la vida sacerdotal».
La Carta
La carta del Papa inicia hablando de escándalos morales en medio del clero:
«En los últimos tiempos pudimos oír más claramente el clamor, muchas veces silencioso y silenciado, de hermanos nuestros» víctimas de escándalos morales «por parte de los ministros ordenados».
Pero, explica Francisco, sin «negar o ignorar el daño causado», sería «injusto no reconocer que tantos sacerdotes de manera constante e íntegra, ofrecen todo lo que son y lo que tienen por el bien de los otros».
Los padres «que hacen de su vida una obra de misericordia en regiones o situaciones muchas veces inhóspitas, remotas o abandonadas, arriesgando su propia vida».
Agradecimiento
La carta del Papa es iniciada con agradecimientos.
Francisco agradece a todos «por el coraje y constante ejemplo» y escribe que los «tiempos de la purificación eclesial que estamos viviendo, nos tornarán más alegres y simples y en un futuro no muy distante, serán muy fecundos».
Invita entonces a no desalentar, porque «el Señor está purificando a su Esposa y a todos nos está convirtiendo a Él. Nos permite experimentar la prueba para que comprendamos que, sin Él, somos polvo».
Gratitud
El Papa usó en su carta una segunda palabra clave: «gratitud».
Francisco recuerda que la «vocación, más que una elección nuestra, es respuesta de un llamado gratuito del Señor».
El Papa invita a «retornar a los momentos luminosos» donde se experimentó el llamado del Señor para consagrar toda nuestra vida a su servicio, volver «al sí» crecido en el seno de una «comunidad cristiana».
En momentos de dificultad, de fragilidad, de debilidad, «cuando la peor de todas las tentaciones es la de quedarse a rumiar la desolación», es crucial – explica el Pontífice.
Y él recomienda: «no perder la memoria llena de gratitud del paso del Señor en nuestra vida» que «nos invitó a confiar en él y por su pueblo».
Contemplar y Agradecer
El Pontífice explica en su carta que la gratitud «es siempre un arma poderosa».
«Solo si somos capaces de contemplar y agradecer por todos los gestos de amor, generosidad, solidaridad y confianza, así como de perdón, paciencia, soporte y compasión con que fuimos tratados, es que dejaremos al Espírito obsequiarnos con aquel aire puro capaz de renovar (y no remendar) nuestra vida y misión».
Y Francisco agradece a los hermanos sacerdotes «por la fidelidad a los compromisos asumidos», por la felicidad de donar la vida. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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