Redacción (Viernes, 09-08-2019, Gaudium Press) ¿Cómo el Santo Rosario llegó a las manos de Santo Domingo?
Santo Domingo estaba en la capilla del convento de las monjas del primer monasterio de la Orden Dominicana rezando por la redención de las almas.
Fue ahí, entonces, que Nuestra Señora se le apareció y le entregó el Rosario…
A partir de ahí Santo Domingo, con su ardiente celo, comenzó a predicar sobre el Rosario y a convertir a millares de herejes a la fe católica.
Domingo, con el Rosario domina al demonio
He aquí que Santo Domingo predicaba el Rosario cerca de Carcasona, y trajeron a su presencia a un hereje que, poseído por el demonio, predicaba en contra del Santo Rosario.
Había más de 12 mil personas presentes en la predicación.
Los demonios que poseían a ese infeliz fueron obligados a responder a las preguntas de Santo Domingo, con mucha vergüenza.
1 – Había quince mil de ellos en el cuerpo de ese pobre hombre, porque el atacó los quince misterios del Rosario. (Los misterios Luminosos fueron adicionados al rosario recientemente);
2 – Continuaron testimoniando que, cuando Santo Domingo predicaba el Rosario el imponía miedo y horror en las profundidades del infierno y que él era el hombre que los demonios más odiaban en todo el mundo, esto por causa de las almas que él arrancó de ellos a través de la devoción del Santo Rosario; y revelaron además varias otras cosas.
Santo Domingo colocó su Rosario alrededor del cuello del poseído y pidió que los demonios le dijesen, a quién de todos los santos en los cielos ellos más temían, y quién debería ser, por lo tanto, más amado y reverenciado por los hombres.
En ese momento ellos soltaron un gemido inexpresable por el cual la mayoría de las personas cayó por tierra desmayándose del miedo… – debemos recordar que el diablo es el padre de la mentira y en este momento él es la víctima de Santo Domingo- y le dijo:
– Domingo, nosotros te imploramos, por la pasión de Jesucristo y por los méritos de su Madre y de todos los santos, déjanos salir de este cuerpo sin hablar más, pues los ángeles responderán su pregunta en cualquier momento…
Forzado, el demonio proclama verdades sobre Nuestra Señora
Santo Domingo se arrodilló y rezó a Nuestra Señora para que ella forzase a los enemigos a proclamar la verdad completa y nada más que la verdad.
Apenas había terminado de rezar y vio a la Santísima Virgen cerca de sí, rodeada por una multitud de ángeles – apenas Domingo era capaz de verla.
Ella golpeó al hombre poseído con un bastón de oro que sostenía y dijo:
– Responda a mi siervo Domingo inmediatamente.
Entonces los demonios comenzaron a gritar:
– Oh, tú, que eres nuestra enemiga, nuestra ruina y nuestra destrucción, ¿por qué bajaste de los cielos solo para torturarnos tan cruelmente?
Oh, Abogada de los pecadores, tú que los sacas de las presas del infierno, ¿Tú que eres el camino certero a los cielos, debemos nosotros, para nuestro propio pesar, decir toda la verdad y confesar delante de todos quién es la causa de nuestra vergüenza y nuestra ruina?
Oh, pobre de nosotros, príncipes de la oscuridad: entonces, oigan bien, ustedes cristianos: la Madre de Jesucristo es todopoderosa y ella puede salvar a sus siervos de caer en el Infierno.
Ella es el Sol que destruye la oscuridad de nuestra astucia y sutileza.
Es ella que descubre nuestros planes ocultos, rompe nuestras trampas y hace que nuestras tentaciones se queden inútiles y sin efecto.
Nosotros tenemos que decir, sin embargo, de mala gana, que ni siquiera un alma que realmente perseveró en su servicio fue condenada con nosotros; un simple suspiro que ella ofrece a la Santísima Trinidad es más precioso que todas las oraciones, deseos y aspiraciones de todos los santos.
Un fruto del Santo Rosario
El Santo insistió para que todos rezasen el Rosario en voz alta.
A cada Ave María la Santísima Virgen hacía salir a 100 demonios del cuerpo de ese hereje, en forma de carbones encendidos.
Después que fue curado, abjuró de todos sus errores y se convirtió, juntamente con otros amigos suyos, tocados con la fuerza del Rosario.
La recompensa para aquellos que atraen a otros a la devoción del Santo Rosario es enorme. (ARM)
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