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Avanza causa de beatificación del primer custodio de la imagen de la Virgen de Luján

Luján (Lunes, 12-08-2019, Gaudium Press) Nada impide para que puede adelantarse la causa de beatificación y canonización del Negro Manuel, testigo ocular del milagro de Nuestra Señora de Luján y primer custodio e la imagen de la patrona de los argentinos.

Así lo informó la Congregación para las Causas de los Santos a Mons. Agustín Radrizzani, SDB, Arzobispo de Mercedes-Luján, quien recibió la noticia el pasado 30 de julio, y pronto la comunicó a Mons. doctor Juan Guillermo Durán, postulador de la causa.

El Dicasterio vaticano, a través de una misiva, expresó: «Habiendo examinado la cuestión, por parte de la Santa Sede nada impide para que se proceda a realizar la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos».

Tal como detalla la agencia AICA, con este anuncio y a partir de la fecha se puede llamar de manera oficial Siervo de Dios al Negro Manuel.

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De esclavo africano a «esclavo» de Nuestra Señora

El Siervo de Dios Manuel Costa de los Ríos, quien nació en 1604, era originario de África. Fue vendido como esclavo en Brasil, y arribó al Río de la Plaza como parte de un grupo de esclavos que serían comercializados en Buenos Aires. Fue el testigo ocular del milagro de la imagen de la Virgen de Lujan.

El hecho ocurrió con dos imágenes de Nuestra Señora que eran trasportadas en dos cajones sobre una carreta y procedían desde Brasil. Cuando las efigies llegaron a orillas del Río Luján, la carreta, de manera inexplicable se estanca, siendo imposible poder moverla. El joven esclavo Manuel, quien ayudaba a trasportar las imágenes, dijo: «Sáquese de la carreta uno de los cajones, y observemos si camina». Así lo hicieron, pero no pasó nada, entonces el Negro Manuel señaló: «Truéquense los cajones». En ese momento la carreta ando sin dificultad.

Todos los presentes entendieron que aquella imagen, que representaba a la Concepción de Nuestra Señora, deseaba quedarse en aquel lugar.

Con el paso de los años, el joven esclavo fue vendido por su amo, el Capitán Bernabé González Filiano Oramas, convirtiéndose en propiedad exclusiva de la Virgen de Luján, y quedando al servicio de Nuestra Señora en la Villa de Luján hasta el momento de su muerte, que ocurrió en 1686.

Por muchos años fue el custodio de la venerada imagen, que permaneció un tiempo en el oratorio de la familia Matos, luego en una capilla y ahora reposa en la Basílica de Nuestra Señora de Luján.

«Mi Ama, la Santísima Virgen», solía decir el Siervo de Dios, quien pasó de ser esclavo africano, a ser «esclavo» de Nuestra Señora.

Antes de su muerte, en 1684, ocurrió un milagro de la Virgen con la mediación del Negro Manuel. Le sucedió al Padre Montalbo, quien enfermó gravemente por causa del asma y fue hallado por el Siervo de Dios en las puertas de la capilla de la Virgen. El Negro Manuel le ungió el pecho con el aceite de la lámpara de la Virgen y el sacerdote volvió en sí.

En agradecimiento a este prodigio, el Padre Montalbo se ofreció al servicio de la Virgen, coinvirtiéndose en el primer capellán de la capilla de Nuestra Señora de Luján.

Con información de AICA.

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