viernes, 19 de abril de 2024
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Hay serios, muy serios problemas de catequesis

Redacción (Martes, 13-08-2019, Gaudium Press) Decir que la enseñanza de la transubstanciación (no de la transformación) es central en la vida de la Iglesia, es tanto como una banalidad. Pero tal parece que hoy por hoy no lo es. La gran diferencia de la Iglesia -no la única, pero sí la más trascendental- con otros cultos llamados cristianos, es que los católicos creemos como dogma de fe que en la renovación incruenta del sacrificio cruento del Calvario, la misa, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del propio Cristo. Este milagro, por gracia especial de Dios, ha sido ratificado con numerosos milagros eucarísticos, que nos ayudan a sustentar la fe.

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Por ello, algo de muy grave está ocurriendo en la catequesis, cuando analizamos los datos ofrecidos por la reciente investigación del Pew Research Center, que mucho tememos, son indicadores de situaciones similares en países diferentes a los EE.UU.

En resumen, dice la investigación, que  de entre los que se llaman católicos (el resumen del estudio no dice que son católicos por el bautismo, pero así lo suponemos), casi 7 de cada 10 (69%) creen que el pan y el vino son meros símbolos del Cuerpo y Sangre de Jesús.

Es claro, muchos de estos que no creen en la transubstanciación no van frecuentemente a misa. Pero aterrémonos: entre los que sí van a misa semanalmente solo el 63% aceptan la enseñanza de la Iglesia sobre la transubstanciación. Y entonces, ¿qué ocurre con el otro 37%? De estos, un 23% no sabía que la Iglesia enseñaba que el pan y el vino durante la misa se transubstancia en el Cuerpo y Sangre de Cristo, y el otro 14% sí sabe de la enseñanza de la Iglesia al respecto, pero no la acepta. Y para cerrar el espantoso capítulo de esta realidad, digamos que del 63% que van a misa semanal, y que aceptan la enseñanza de la Iglesia sobre la transubstanciación, un 3% no sabía que esta es la enseñanza de la Iglesia. Dice el Pew Research que solo un 28% de los que se afirman católicos sabe que en la misa ocurre el milagro eucarístico y sabe que esta es la enseñanza de la Iglesia.

Imaginemos que de ese altísimo porcentaje de los que se dicen católicos y no creen en la transubstanciación, muchos hayan sido meramente bautizados de chicos, y no más, es decir, que ni fueron a catecismo, ni a misa o casi nunca, ni recibieron otro sacramento. Pues entonces se debe enfatizar en lo que nos indica el canon 868 del CIC, sobre la necesidad de verificar si el niño va a ser educado en la religión católica. Si no existe la esperanza fundada de que el niño va a ser educado en las verdades de la fe el bautismo termina a la larga siendo inoperante, y para quien escribe estas líneas, con olor a sacrilegio, pues no ha sido administrado con las debidas disposiciones.

Pero imaginemos, que de este altísimo porcentaje de ‘católicos a-transubstanciación’ (69!!!), haya algunos que han realizado la Primera Comunión. Terrible, porque o no se les dijo lo que es la transubstanciación, o no se les enfatizó que para ser católicos se debe creer particularmente en esta verdad de fe.

Evidentemente, el caso extremo está en ese altísimo porcentaje de los que van a misa regularmente sin creer en el cambio esencial del pan y el vino en la Sangre y Cuerpo del Señor: pensamos que ante esta realidad, la homilía debe transformarse en fundamentalmente catequética, recordar esa y otras verdades fundamentales de la fe, y también enfatizar en la necesidad de ser misioneros difusores de la Buena Nueva de Cristo, que nos trajo la eucaristía, y que con ella, Cristo estará con nosotros hasta el fin de los tiempos, como dice la Escritura (Cfr. Mt 28. 20).

La investigación del Pew Research debería impulsar, ser el estopín de muchas investigaciones desarrolladas por la propia Iglesia, motivadas por su propio celo intrínseco en la salvación de las almas: ¿Qué se está enseñando en los cursos de bautismo, comunión y confirmación, en los prematrimoniales, en los centros de enseñanza llamados católicos? ¿Qué y cómo se está impartiendo la doctrina a través de los diferentes y numerosos apostolados catequéticos? ¿Qué porcentaje de los niños bautizados continúa su camino cristiano con los demás sacramentos? Etc., etc., etc.

A raíz de esa espantosa realidad revelada por el Pew Research, se recuerda mucho por estos días la expresión en Ecclesia de Eucharistia de Juan Pablo II, de que la vida y la misión de la Iglesia se debe ordenar al Misterio eucarístico «como a su culmen» (n. 60) y en líneas generales se habla mucho de esa encíclica.  Llega a citar en ese documento el Papa polaco la Didaché, el documento cristiano más antiguo, mostrando como la enseñanza sobre la Eucaristía siempre ha sido central en la vida de la Iglesia. Pero si esto que es central, no es central para la gran mayoría de católicos hoy, debemos concluir que estamos mal, muy mal, en tema esencial, y que debemos hacer un mea culpa, buscar correctivos, y dedicarnos prioritariamente a este esencial.

Por Saúl Castiblanco

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