Ciudad del Vaticano (Martes, 20-08-2019, Gaudium Press) Decirse cristiano es bueno, pero es preciso ser cristiano, de hecho.
Esta coherencia fue pedida por el Papa Francisco en sus palabras dichas antes de la recitación de la oración del Ángelus, el domingo, 18/08, en la Plaza San Pedro.
La liturgia de este domingo propuso para lectura del Evangelio el capítulo 12 de San Lucas, versículos 49-53.
No se puede postergar la opción por el Evangelio
El Papa escogió comentar en su catequesis el trecho de San Lucas, en el cual Jesús advierte a los discípulos que llegó el momento de la decisión:
«Su venida al mundo, de hecho, coincide con el tiempo de las elecciones decisivas: no se puede postergar la opción por el Evangelio», explicó el Papa.
Lanzar fuego en la tierra
Para Francisco, para ejemplificar mejor ese llamado de la Providencia, Jesús utilizó la imagen del fuego que el propio Nuestro Señor vino a traer a la tierra: «Vine a lanzar fuego en la tierra; ¿y qué más quiero, sino que arda?»
El Papa comenta que esas palabras tienen la finalidad de ayudar a los discípulos a abandonar toda actitud de pereza, de apatía, de indiferencia, para acoger el fuego del amor de Dios:
«Jesús revela a sus amigos, y también a nosotros, su deseo más ardiente: llevar sobre la tierra el fuego del amor del Padre, que enciende la vida y mediante el cual el hombre es salvado».
Y este fuego que Jesús enciende en el mundo por medio del Divino Espíritu Santo, dijo además, es sin límites.
«Incendio benéfico»
Según las palabras de Francisco, esto fue lo que ocurrió desde los primeros tiempos del Cristianismo: el testimonio del Evangelio se propagó como un «incendio benéfico, superando toda división entre individuos, categorías sociales, pueblos y naciones».
Adherir a este fuego significa dos cosas: adorar a Dios y la disponibilidad a servir al prójimo.
La primera quiere decir «aprender la oración de la adoración, que con frecuencia olvidamos», afirmó el Papa, invitando a los fieles a descubrir la belleza de esta oración.
La segunda cosa es estar disponible a servir al prójimo.
«Para vivir según el espíritu del Evangelio, es preciso que, delante de las siempre nuevas necesidades que aparecen en el mundo, haya discípulos de Cristo que sepan responder con nuevas iniciativas de caridad.
Así, el Evangelio se manifiesta realmente como fuego que salva, que transforma el mundo a partir del cambio del corazón de cada uno».
Elecciones coherentes con el Evangelio
El Papa explicó otro pasaje del Evangelio de Lucas: «¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división’.
Entonces, Jesús vino para «separar con el fuego» el bien del mal, el justo del injusto:
«En este sentido, Jesús vino para «dividir», para colocar «en crisis» – pero de modo saludable – la vida de sus discípulos, deshaciendo las fáciles ilusiones de aquellos que creen poder conjugar vida cristiana y mundanidad, vida cristiana y acuerdos de todo género, prácticas religiosas y actitudes contra el prójimo.»
Dejar la hipocresía de lado
La adhesión a este fuego requiere dejar la hipocresía de lado y estar dispuestos a pagar el precio por elecciones coherentes con el Evangelio: «Esta es la actitud que cada uno debe buscar en la vida: coherencia», y pagar el precio por ella.
Antes de encerrar, Francisco pidió a María que «nos ayude a dejarnos purificar el corazón por el fuego traído por Jesús, para propagarlo con nuestra vida, mediante elecciones firmes y corajudas».
Y concluyó su pensamiento:
«Es bueno decirse cristianos, pero es preciso antes que nada ser cristianos en las situaciones concretas, testimoniando el Evangelio, que es, esencialmente, amor por Dios y por los hermanos.» (JSG)
(De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de VaticanNews)
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