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Ciudad del Vaticano (Jueves, 28-08-2019, Gaudium Press) Por ocasión del cierre del «Trienio de la Juventud», -encuentro que reunió más de 600 jóvenes en Asunción, Paraguay, concluido el pasado domingo, 25/08-, el Papa Francisco envió un mensaje firmado por el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin.
El mensaje a los jóvenes fue leído al final del Encuentro por el responsable de la Pastoral Juvenil, Mons. Pierre Jubinville, Obispo de San Pedro, durante la Misa de cierre.
El Mensaje de Francisco
En su mensaje el Papa incentiva a los jóvenes «a abrazar a Jesucristo» que los llamó para ser «sus amigos» a fin de que «permanezcan en Él y puedan dar muchos frutos» – como bien indicaba el tema de este año del Trienio, al incentivar la realización de acciones de carácter social, pastoral y misionera en favor de la juventud.
Francisco también exhortó a la juventud «a escuchar la voz del Señor» que envía a los jóvenes, «individualmente y como comunidad», a ser «discípulos misioneros, testigos de la Buena Nueva de la salvación entre los más pobres».
Finalizando su mensaje, el Papa invocó «la intercesión materna» de la patrona del país, Nuestra Señora de Caacupé, conocida como «Virgen Azul del Paraguay».
Trienio de la Juventud de Paraguay
El «Trienio de la Juventud» comenzó en 2017, en Paraguay, y en este año 2019 fue realizado el último encuentro donde se dio prioridad a la animación pastoral de los jóvenes a través de la experiencia de Cristo.
Todos los jóvenes fueron llamados a conectarse profundamente a Él a través del lema «Abrazarse a Jesucristo».
Del 23 al 25 de agosto, en Asunción, el Fórum Nacional de los Jóvenes reunió centenas de muchachos representantes de las diócesis y los Vicariatos Apostólicos de Paraguay, de las menores comunidades hasta las mayores parroquias, movimientos, congregaciones religiosas, servicios y grupos.
El Trienio promovió durante los últimos años momentos de escucha, de testimonios y de estudios dedicados a la centralidad de la fe y a los argumentos más sensibles a los jóvenes a nivel eclesial y social en el país.
Además, los jóvenes pudieron recibir formación integral para contribuir de forma dinámica y alegre con la Iglesia y con la sociedad, favoreciendo, así, una participación abierta, servidora, misionera y transformadora. (JSG)
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