Washington (Miércoles, 28-08-2019, Gaudium Press) La plataforma católica Catholic Gentleman (El Caballero Católico) dedicó un reciente artículo a una práctica cotidiana de espiritualidad muy practicada por los religiosos a lo largo de los siglos, pero poco conocida por los creyentes comunes: la santificación del momento presente. Este nombre complejo encierra una realidad sencilla, llevar cada momento hacia Dios a través de ser conscientes de su omnipresencia.
El hombre tiene la facultad de elegir a qué partes de la realidad presta atención y puede enfocarse en la belleza, la verdad y el bien. |
«De todas las facultades de la naturaleza humana, una de las más poderosas es la de la atención. Lo que elegimos atender en gran medida da forma a nuestra experiencia del mundo para bien o para mal», comentó Sam Guzmán, escritor y administrador de la plataforma, quien comentó que dicha facultad es indispensable, ya que la mente humana no puede abarcar todos los estímulos que nos rodean. «Si elegimos atender lo que es bueno, verdadero y bello en la vida, para buscarlo intencionalmente, eso es lo que veremos. Pero si elegimos ver y atender todo lo que es defectuoso, roto y malvado en el mundo, inevitablemente lo encontraremos».
Esta realidad es importante para la vida espiritual, y para Guzmán este es el sentido de las palabras de Cristo en el Evangelio: «El ojo es la lámpara del cuerpo. Entonces, si tu ojo es sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo no es sano, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad». «Hay una intencionalidad en nuestra mirada», advirtió el redactor. «Nuestro Señor nos estaba diciendo que a lo que elijamos asistir nos llenará de luz u oscuridad».
Por este motivo, Guzmán invitó a sus lectores a prestar atención al proceso mismo de prestar atención. «Nuestras mentes revolotean sin cesar de una cosa a otra, y a veces, puede parecer que tenemos poco o ningún control sobre ellas. Los medios de comunicación también captan nuestra atención y nos inundan con miles de impresiones, todas las cuales nos moldean sutilmente de maneras que apenas nos damos cuenta», advirtió. A la primera realidad a la que aconsejó dirigir la atención es al hecho mismo de la existencia de Dios en medio de las realidades concretas de la vida.
«Dios está aquí. Ahora. En este momento. Él está más cerca de nosotros que nosotros de nosotros mismos. De hecho, si dejara de estar presente, dejaríamos de existir», recordó. «Debemos entrenarnos para ver y percibir la presencia de Dios. Así como podemos fijar intencionalmente nuestra mirada para buscar algo específico en una tienda, podemos elegir buscar la presencia de Dios. Podemos despertar a su realidad aquí y ahora, en este mismo momento. Esto requiere esfuerzo, distraídos como estamos, pero es un esfuerzo que dará frutos eternos».
Esta virtud de buscar la presencia de Dios es una clave para la espiritualidad que transforma la percepción de la vida cotidiana. «Si deseas la presencia de Dios, comienza a darte cuenta de que ya está allí y comienza a atender esta presencia. Y Él comenzará a revelarse a usted de maneras grandes y pequeñas; comenzarás a verlo en todas partes», aseguró. «Si a veces, atrapado en el pantano de las distracciones que es el mundo moderno, sientes una conmoción, un anhelo por Dios, date cuenta de que no tienes que ir muy lejos para encontrarlo. Él está aquí y ahora en tu medio. Solo tenemos que tener ojos para ver, y si nuestro ojo es sano, estaremos llenos de luz».
Con información de The Catholic Gentleman.
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