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Arlington (Lunes, 02-09-2019, Gaudium Press) Como un «desarrollo bienvenido» de los hechos fue calificada la renuncia de la activista Gail Gordon Donegan a su reciente nombramiento en el Consejo sobre Mujeres de Virginia, Estados Unidos, el cual había motivado una carta de protesta por parte del Obispo de Arlington, Mons. Michael F. Burbidge y el Obispo de Richmond, Mons. Barry Knestout. La funcionaria se ha caracterizado por comentarios irrespetuosos de la fe católica.
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| Foto: Ron Cogswell |
Los prelados enviaron su carta conjunta de protesta al Gobernador de Virginia, Ralph Northam, el día lunes 26 de agosto y se pidió a los fieles católicos manifestar su desacuerdo con el nombramiento un día después. El día 29 de agosto, el mandatario anunció la aceptación de la renuncia de la funcionaria.
«La Sra. Gordon Donegan ha demostrado un patrón de ridiculizar las creencias católicas y emplear estereotipos diseñados para difamar a las personas de fe», denunciaron los prelados, quienes citaron las publicaciones de numerosos medios de comunicación que confirman esta información. «Si estos comentarios hubieran estado dirigidos a cualquier otro grupo de personas, la habrían descalificado de este papel».
Por este motivo, los Obispos rechazaron el nombramiento y solicitaron a «a todos los católicos y personas de buena voluntad» unirse al llamado ya manifestado en la carta enviada al gobernador. «Esperamos que cualquier persona nombrada para un consejo, junta o comisión para la Commonwealth sea respetuosa de todos los grupos religiosos y civiles en sus comentarios públicos», comentaron los prelados en su comunicación. «Sus declaraciones son ofensivas para los católicos y nuestra fe».
La funcionaria se disculpó por las publicaciones en la red social Twitter que salieron a la luz y se defendió asegurando que las polémicas frases tenían un sentido de «sátira» y se presentó como víctima de una campaña de difamación, llegando incluso a amenazar con demandar a quienes la hubieran expuesto. Sin embargo, usuarios de redes sociales le respondieron de manera reiterada que la difusión de mensajes ya públicos no constituye difamación alguna y que difícilmente identificarían razones para argumentar una denuncia.
Con información de Diócesis de Arlington.
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