Maputo – Mozambique (Lunes, 09-09-2019, Gaudium Press) En la tarde del jueves (05/09) en la Catedral de la Inmaculada Concepción, en Maputo, capital de Mozambique, el Papa Francisco tuvo el esperado encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas, catequistas y animadores pastorales que sirven a la Iglesia en este país africano.
El encuentro con los religiosos marcó también el fin de la primera etapa de este 31° Viaje Apostólico Internacional del Papa Francisco.
En el encuentro el Pontífice invitó a reavivar «nuestro llamado vocacional, y que nuestro sí comprometido proclame las grandezas del Señor y alegre el espíritu de nuestro pueblo en Dios nuestro Salvador. Que llene de esperanza, paz y reconciliación vuestro país, nuestro querido Mozambique».
Después de Testimonios, la Reflexión del Papa
Antes de las palabras del Papa hubo el saludo de bienvenida hecho por el presidente de la Comisión para el Clero y la Vida Consagrada, Mons. Hilário da Cruz Massinga.
Hubo también testimonios de un sacerdote, de una religiosa y de un catequista, todos marcados por desafíos y sufrimientos, pero también por viva esperanza.
La reflexión del Pontífice fue una invitación a renovar la respuesta al llamado vocacional, una invitación a la renovación de la fe y la esperanza:
«Nos encontramos en esta catedral, dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, para compartir como familia aquello que nos sucede; como familia, que nació en aquel sí que María dio al ángel. Ella, ni por un momento miró para atrás. Quien narra estos acontecimientos del inicio del misterio de la Encarnación es el evangelista Lucas. En su modo de hacerlo, tal vez podamos descubrir respuesta a las preguntas que hicisteis hoy, y encontrar también el estímulo necesario para responder con la misma generosidad y solicitud de María».
Crisis de identidad sacerdotal
Respondiendo a un cuestionamiento hecho en los discursos que precedieron a sus palabras, el Papa trató de la crisis de identidad sacerdotal y de cómo luchar contra ella.
«Lo que voy a decir relativo a los sacerdotes es algo que todos (obispos, catequistas, consagrados, seminaristas) somos llamados a cultivar y fomentar, dijo Francisco:
«Delante de la crisis de identidad sacerdotal, tal vez tengamos que salir de los lugares importantes y solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios. A veces sin querer, sin culpa moral, nos habituamos a identificar nuestra actividad cotidiana de sacerdotes con ciertos ritos, con reuniones y coloquios, donde el lugar que ocupamos en la reunión, en la mesa o en la sala es de jerarquía».
«Creo no exagerar si decimos que el sacerdote es una persona muy pequeña: la grandeza inmensurable del don que nos es dado para el ministerio nos relega entre los menores de los hombres», afirmó Francisco para luego agregar:
«El sacerdote es el más pobre de los hombres, si Jesús no lo enriquece con su pobreza; es el siervo más inútil, si Jesús no lo trata como amigo; es el más loco de los hombres, si Jesús no lo instruye pacientemente como hizo con Pedro; el más indefenso de los cristianos, si el Buen Pastor no lo fortifica en medio del rebaño. No hay nadie menor que un sacerdote dejado meramente a sus fuerzas».
Renovar como pastores: Donación, proximidad al pueblo de Dios, volver a Nazaret
Habiendo antes comentado el Anuncio del Ángel hecho a Zacarías en Jerusalén y a María en Nazaret, presentado por el evangelista San Lucas, Francisco enfatizó que volver a Nazaret puede ser el camino para enfrentar la crisis de identidad, para renovarnos como pastores-discípulos-misioneros.
«Vosotros mismos hablasteis de cierto exagero en la preocupación de generar recursos para el bienestar personal, por ‘caminos tortuosos’ que muchas veces acaban por privilegiar actividades con una retribución garantizada y crean resistencias a dedicar la vida al pastoreo diario», resaltó.
«No podemos correr atrás de aquello que redunda en beneficios personales; nuestros cansancios deben estar más relacionados con ‘nuestra capacidad de compasión: son compromisos en los cuales nuestro corazón estremece y se conmueve’.»
Francisco además agregó:
«Para nosotros, sacerdotes, las historias de nuestro pueblo no son un noticiero: conocemos a nuestra gente, podemos adivinar lo que pasa en su corazón».
«Y, así, nuestra vida sacerdotal se va donando en el servicio, en la proximidad al pueblo fiel de Dios…, etc., lo que siempre, siempre cansa».
«Mundanismo espiritual», consumismo
Renovar el llamado, dijo el Papa, «pasa, muchas veces, por verificar si nuestros cansancios y preocupaciones tienen que ver con un cierto ‘mundanismo espiritual’ dictado ‘por la fascinación de mil y una propuestas de consumo a la que no conseguimos renunciar para caminar, libres, por las sendas que nos conducen al amor de nuestros hermanos, al rebaño del Señor, a las ovejas que aguardan por la voz de sus pastores'».
Decir ‘Sí’ y cansarse
«Renovar el llamado pasa por optar, decir sí y cansarnos con aquello que es fecundo a los ojos de Dios, que torna presente, encarna su Hijo Jesús.
¡Ojalá encontremos, en este saludable cansancio, la fuente de nuestra identidad y felicidad!»
Jóvenes: reconocer la propia vocación
El Papa Francisco se dirigió a los jóvenes que también se interrogan o que ya se sienten llamados para la vida consagrada:
«Tú que todavía te interrogas o tú que ya estás en camino de una consagración definitiva te darás cuenta de que ‘la ansiedad y la velocidad de tantos estímulos que nos bombardean hacen que no haya lugar para aquel silencio interior donde se percibe la mirada de Jesús y se oye su llamado'».
«Busca, antes, aquellos espacios de calma y silencio que te permitan reflexionar, rezar, ver mejor el mundo a tu alrededor y entonces sí, juntamente con Jesús, podrás reconocer cuál es tu vocación en esta tierra».
Mozambique: Iglesia de la Visitación
Concluyendo sus palabras, el Papa destacó que la Iglesia en Mozambique es invitada a ser la Iglesia de la Visitación:
«No puede ser parte del problema de las concurrencias, menosprecios y divisiones de unos contra los otros, sino puerta de solución, espacio donde sean posibles el respeto, el intercambio y el diálogo». (JSG)
(De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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