Bogotá, (Jueves, 05-11-09, Gaudium Press) En medio del desarrollo continuo y acelerado del mundo, existe una problemática creciente, la violencia contra la mujer. Actualmente, centenares de ellas luchan por una sociedad más equitativa, más respetuosa y más justa.
En Colombia ciudadanos emprendedores y solidarios hacen parte de fundaciones y/o organizaciones dedicadas a velar por el bienestar y mejoramiento de la calidad de vida de la mujer, que se caracteriza por el respeto a su dignidad, a su vida y al reconocimiento de ellas en el país. Del mismo modo, día a día se diseñan estrategias y políticas que benefician a las mujeres víctimas de la violencia terrorista, sexual e intrafamiliar, entre otras, que hoy afectan a este grupo poblacional.
En este sentido y buscando generar una reflexión en torno al tema, la Conferencia Episcopal Colombiana, en manos del Secretariado Nacional de Pastoral Social, a través de la Sección Vida Justicia y Paz (VJP), llevará a cabo el próximo 25 de noviembre la campaña de la no violencia contra la mujer, la cual tiene como lema «la dignidad de la mujer: don que debemos proteger, cultivar y promover».
Así, y según el documento guía realizado para la campaña, se tiene como propósitos los siguientes: Reflexionar sobre las relaciones estructurales de poder que generan violencias contra las mujeres; Identificar los imaginarios que sustentan diferentes formas de violencia contra la mujer en la vida cotidiana y cuáles de estos imaginarios deben transformarse para promover la dignidad humana; suscitar escenarios de reflexión conjunta entre hombres y mujeres en torno al respeto por la vida, la equidad y la dignidad humana, y especialmente, en torno a la dignidad de la mujer; brindar una herramienta que facilite la comprensión de la ley 1257, con la cual se adoptan normas orientadas a garantizar, para todas las mujeres, una vida libre de violencia tanto en el ámbito público como privado.
Con dicha guía, mujeres y hombres de parroquias rurales y urbanas de diferentes diócesis, instituciones, organizaciones, comunidades étnicas, entre muchas otras, podrán trabajar bajo la luz y orientación de talleres especialmente estructurados.
Generar un diálogo reflexivo, constructivo y propositivo sobre el tema, en las grandes y pequeñas comunidades, es esencial a la hora de concientizar a la sociedad frente a los daños personales y colectivos que se generan cada vez que una mujer sufre maltrato físico, psicológico, emocional, entre otros.
«Queremos invocar el llamado a una humanidad plena, en la que mujeres y hombres construyen y conquistan su dignidad y sus derechos», asevera el documento guía.
Por Nathali J. Rátiva M.
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