Ciudad del Vaticano (Miércoles, 09-10-2019, Gaudium Press) En la Audiencia General de hoy, tenida en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco comentó el camino espiritual del gran San Pablo, alguien presente en el martirio del primer mártir, Esteban, y que de estar asumido por un «furor fratricida», se convirtió en el apóstol de las gentes.
Aún estaba Saulo ocupado en aniquilar a la incipiente comunidad cristiana, cuando el Señor ya iba en su camino, para transformar su corazón.
«En el camino hacia Damasco, el Resucitado se manifestó a Saulo y le pidió cuentas de su furor fratricida, preguntándole: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Así, el Señor Jesús dejó claro que perseguir a un miembro de la Iglesia era hacerlo a Él mismo. Después de ese encuentro personal con Cristo, Saulo perdió la vista, quedó ciego, y pasó de ser un hombre fuerte e independiente a estar limitado y necesitado de los demás. Y comenzó para él una transformación, como una ‘pascua personal’ que va de la muerte a la vida: lo que antes estimaba gloria se transformó en ‘basura’, porque su verdadero tesoro ya era Cristo», dijo el Papa.
El bautismo de Pablo, comienza a operar sus efectos.
A»nanías bautizó a Saulo, y al imponerle las manos le devolvió la vista. El bautismo fue para Saulo el comienzo de una vida nueva, en la que se ve a sí mismo y a los demás según la mirada de Dios: los enemigos pasaron a ser amigos; y el ímpetu por perseguir a los que no pensaban como él, cambió en pasión por evangelizar, suscitando la fe en muchos corazones», señaló el Pontífice.
Es el bautismo el inicio de una nueva vida, una nueva mirada sobre Dios, sobre sí mismo y también sobre los demás.
Saludando a los peregrinos de lengua española, el Pontífice invitó a que, como Saulo, «el impacto del amor de Dios en nuestra vida, que transforma nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, capaz de acoger los sentimientos de Cristo y hacerlos llegar a los que nos rodean».
Con información de Vatican News
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