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Jerusalén (Miércoles, 16-10-2019, Gaudium Press) «Cuando Jesús se enteró de que Juan estaba preso, volvió a Galilea, pero se retiró de Nazaret y se estableció en Cafarnaúm, ciudad marítima en la región de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: ‘Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; a los que vivían en región de sombra de muerte, les resplandeció la luz'», dice el Evangelio de Mateo 4, 12-16.
Es en este lugar, en Cafarnaúm, donde ocurrió el 12 de octubre pasado una peregrinación con los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. El motivo: conmemorar los hechos que acaecieron a orillas del Mar de Galilea hace dos mil años atrás.
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| Franciscanos de Tierra Santa iniciando peregrinación en Cafarnaúm / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
Comenzando la conmemoración, mientras se hallaban en el lago Tiberiades, el grupo de franciscanos proclamaron varios de los pasajes evangélicos que narran la presencia de Jesús en Cafarnaúm. Luego, en procesión, y en compañía de los fieles de la localidad caminaron por la ciudad de Jesús, pasando tras la gran sinagoga hasta llegar a la iglesia que se edificó sobre la casa de San Pedro. Allí recordaron justamente el Evangelio de Lucas 4, 38 – 41, donde se narra la curación que hizo Jesús a la suegra de Pedro y otros enfermos.
Momento central de la peregrinación fue la Eucaristía que se celebró en el templo, la cual fue presidida por Fray Dobromir Jasztal, vicario de la Custodia de Tierra Santa. Refiriéndose al pasaje evangélico, el franciscano alentó durante la homilía a recurrir a Dios no solo para resolver los pequeños problemas de cada día, sino para hacerse curar verdaderamente por Él, tal como lo hizo dos mil años atrás en Cafarnaúm.
Durante la Misa, como signo de acción de gracias a Dios por los bienes recibidos en la última cosecha, se ofrendaron también canastas llenas de frutas, que luego fueron entregadas a los presentes.
La peregrinación culminó con unas palabras de agradecimiento pronunciadas por Fray Luca Panza, superior del Convento de Cafarnaúm.
La Custodia franciscana de Tierra Santa es una Provincia de la Orden de los Frailes Menores, fundada 800 años atrás, con la propia visita que realizó a San Francisco de Asís a los Santos Lugares. Su labor está centrada en la animación de la liturgia, en la recepción de los peregrinos y en la promoción de actividades ecuménicas, de investigación bíblica y arqueológica de los lugares pisados por Jesús.
Como bien indican los Franciscanos de Tierra Santa desde la web de la Custodia: «Los Santos Lugares no son piedras, por muy preciosas que sean. Son la manifestación, las huellas, del paso de Dios por este mundo, el eco de las palabras del Señor que ha hablado por medio de los profetas y los apóstoles, y que, en los últimos tiempos, se ha hecho ‘carne’, hombre como nosotros, que habitó en medio de nosotros, son piedras que han escuchado la voz que han bebido la sangre del Salvador. Esa palabra de Dios, esa sangre derramada hay que acogerla, conservarla para que forme parte de la vida del cristiano».
Con información de Custodia de Tierra Santa.
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