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Fátima – Portugal (Martes, 29-10-2019, Gaudium Press) Celebrando el Jubileo de los 40 años de la creación de su diócesis, el obispo de la Diócesis de Viana do Castelo, en Portugal, Mons. Anacleto Oliveira, presidió la misa del domingo pasado en el Recinto de Oración del Santuario de Fátima.
Innúmeros peregrinos de Viana do Castelo estaban en la Cova de Iria participando de la romería de su diócesis para conmemorar ese aniversario.
El Obispo de la Diócesis de Viana do Castelo comenzó su reflexión haciendo varias preguntas a los fieles:
¿Por qué Fátima? ¿Cuál es la razón que nos trae aquí? ¿Que encontramos aquí de especial que no encontramos con la misma intensidad y que nos hace venir aquí?»
La mejor respuesta
«La mejor respuesta que oí hasta hoy, fue hace casi 15 años, precisamente en el día en que fui ordenado Obispo aquí en este Santuario, y entré con un grupo de siete personas, cinco de ellas era la primera vez que venían a Fátima.
Entramos por la Columnata Sur, y espontáneamente se hizo silencio, y pasados unos minutos una de esas personas afirma «aquí se respira lo sobrenatural»», contó el prelado, considerando la expresión «bella y completa», y por esa razón, este momento todavía permanece en su memoria.
Necesidad de Respirar lo sobrenatural
Mons. Anacleto Oliveira explicó que cada ser humano precisa de la dimensión sobrenatural, porque, caso contrario, «quedamos entregados apenas a nuestra condición humana, frágil, limitada, y sujeta a tantas dificultades que pueden destruir nuestra existencia, y por eso precisamos de algo que la naturaleza no da».
«El verbo «respirar», porque la palabra «respirar» hace parte del espíritu, del soplo, que es la fuente esencial de nuestra vida, sino también no llega el aire natural, precisamos del soplo divino, el Espíritu Santo, y encontramos eso aquí de modo intenso», explicó el prelado.
Oración y Conversión
Sobre lo que dijo la Virgen en Fátima, el obispo Diócesis de Viana do Castelo explicó que aquella que se presentó como siendo la «Señora del Rosario» trajo un mensaje muy «simple que condensamos en dos palabras: oración y conversión».
Conversión
«Conversión es acto permanente en que dejo de mirar apenas para mi propio yo y me vuelvo para la fuente de vida que es Dios y son los otros, para los cuales yo vivo, los otros que Dios coloca en mi camino, porque si yo no me doy al otro, tengo una vida que falló», alertó el prelado.
Oración y Rosario
Por su parte, la oración «es una de las expresiones más ricas y completas, porque incluye la conversión, una vez que yo me vuelvo a Dios, y en Dios yo me vuelvo al otro, y para todos los que Dios ama, comenzando por los que andan fuera de los caminos de Dios».
«No hay oración sin conversión, y si la oración no lleva a la conversión no pasa de una farsa», Mons. Anacleto explicando que no hay conversión que no lleve a la oración, y de esa forma el Rosario «es el conjunto de oraciones en que el duplo componente de la oración aparece, porque la oración implica siempre al otro».
Manos para Dios, mirar para nosotros…
Pidiendo que mirasen la imagen de Nuestra Señora de Fátima, el obispo de la Diócesis de Viana do Castelo, habló de las expresiones que esta imagen contiene, como es el caso de las «manos erguidas a Dios, y ojos vueltos hacia nosotros».
«María es una expresión viva de esta conversión y en este Santuario la propia configuración del Recinto, es como que Nuestra Señora de brazos abiertos, si miramos la Basílica y columnatas», concluyó.
(Redacción Gaudium Press, con informaciones www.fatima.pt)
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