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Redacción (Lunes, 04-11-2019, Gaudium Press) El día 1° de noviembre la Iglesia Universal conmemora la Solemnidad de Todos los Santos.
Reflexionemos sobre Nuestra Señora en cuanto «Regina Sanctorum omnium», Reina de Todos los Santos, Santos que en el Cielo continúan siendo sus súbditos.
¿En qué sentido podemos afirmar que María es la Reina de Todos los Santos?
¿En qué consiste para Nuestra Señora ser Reina?
María Reina y la relación de Ella con los Santos
Dios concedió a Nuestra Señora no solamente la facultad de gobernar, sino, y, sobre todo, de simbolizar, de representar, de sintetizar, de esplendorizar, de ser arquetipo de grandeza de virtud de todos los Santos.
Estando en la gloria celeste ellos tienen la sublime gracia de contemplar, junto con la multitud de los Ángeles la celeste grandeza de María.
Se extasían ellos y se preguntan entre sí – no por el hecho de no conocer, sino para exprimir lo que hay de inefable en el sublime objeto de su admiración:
«¿Quién es esta, que avanza como aurora, más bella que la luna, más brillante que el sol, terrible como un ejército en orden de batalla?» (Ct 6, 10).
De hecho, es contemplando la indescriptible pulcritud de su Reina que los santos comprenden mejor su propia grandeza, y se tornan capaces de amar con una mayor intelección la grandeza del propio Dios.
Y fue Dios, en su profunda y substancial Sabiduría, que plasmó una criatura tan inexpresablemente plena de sublimidad y belleza: María Santísima.
Es, por así decir, persuadidos por los tan puros y nobles encantos de María que los Ángeles y Santos se disponen, con toda la diligencia, a cumplir sus órdenes.
¿Como no hacer la voluntad de una tan encantadora Reina y Madre?
De esta manera, es manifestando sin pretensiones sus indescriptibles encantos que María gobierna plenamente a los Ángeles y Santos.
Hasta el propio Señor nada rechaza a una criatura que se manifiesta de un modo tan extremamente bello, sabio, noble, sublime, santo, lleno de grandeza y… tan «carismática». (ARM)
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