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Ciudad del Vaticano (Martes, 05-11-2019, Gaudium Press) Antes de rezar el Ángelus el pasado domingo, 03/11, Francisco hizo un pedido a Nuestra Señora para que ella obtuviese para todos la gracia de siempre sentir sobre nosotros la mirada misericordiosa de Jesús, para entonces, con misericordia, ir al encuentro de los que practican el mal.
Para el Pontífice, «El desprecio y el cierre en relación al pecador no hacen más que aislarlo y endurecerlo en el mal que él hace contra sí y contra la comunidad».
Zaqueo se convirtió
Zaqueo, jefe de los «publicanos», esto es, aquellos judíos que cobraban impuestos en nombre del imperio romano – comenzó explicando el Papa – «era rico no debido a ganancias honestas, sino porque pedía la ‘propina’, y eso aumentaba el desprecio por él».
El episodio de la conversión de Zaqueo fue narrado por San Lucas, que al percibir la atención y la acogida que recibió de Jesús, cambia radicalmente de mentalidad.
Zaqueo encontró el amor y descubrió ser amado. Y así se tornó también él capaz de amar a los otros, restituyendo cuatro veces más a quien había perjudicado.
El Encuentro con Jesús
Sabiendo del pasaje de Jesús por Jericó, él quería ver de cerca a Nuestro Señor. Él quería ver aquel de quien «oyera decir cosas extraordinarias».
Siendo de baja estatura, subió al árbol. Pero es Jesús quien, en medio a los tantos rostros que lo cercaban, «mira para arriba y lo ve».
Según Francisco, «eso es importante: la primera mirada no es de Zaqueo, sino de Jesús, que entre los muchos rostros que lo cercan, busca exactamente aquel. La mirada misericordiosa del Señor nos alcanza antes incluso que nosotros percibamos tener necesidad de ser salvados».
Jesús lo miró antes, la mirada divina del Maestro
Con esa mirada del divino Maestro «comienza el milagro de la conversión del pecador», resaltó el Pontífice.
Jesús lo llama por el nombre y pide que se baje de prisa, pues quiere ir a con él a su casa.
Francisco comenta lo que las personas murmuran, pues Jesús escoge entrar a la casa de un pecador público, despreciado por todos.
Dice el Papa:
«Nosotros también habríamos quedado escandalizados con ese comportamiento de Jesús. Pero el desprecio y el cierre en relación al pecador no hacen sino que aislarlo y endurecerlo en el mal que él hace contra sí y contra la comunidad. En vez de eso, Dios condena el pecado, pero intenta salvar al pecador, va a buscarlo para traerlo de regreso al camino recto».
Dificultad de entender
«Quien nunca se sintió buscado por la misericordia de Dios, tiene dificultad en comprender la extraordinaria grandeza de los gestos y palabras con que Jesús se aproxima de Zaqueo».
El cambio de mentalidad
La atención de Jesús y la forma como fue acogido, llevan a Zaqueo a un cambio de mentalidad.
«En un momento él percibe cuánto es mezquina una vida movida por el dinero, a costa de robar a los otros y ser despreciado por ellos»:
«Tener al Señor allí, en su casa, hace que él vea todo con ojos diferentes, también con un poco de la ternura con que Jesús miró para él. Y cambia también su modo de ver y usar el dinero: substituye el gesto del extorsionar por el de dar. De hecho, decide dar la mitad de lo que posee a los pobres y restituir cuatro veces más a aquellos de quienes robó. Zaqueo descubre de Jesús que es posible amar gratuitamente: hasta ahora él era codicioso, ahora se torna generoso; le gustaba acumular, ahora se alegra en distribuir».
«Encontrando el amor, descubriendo ser amado a pesar de sus pecados, él se torna capaz de amar a los otros, haciendo del dinero una señal de solidaridad y comunión.»
(JSG)
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