Houston (Martes, 05-11-2019, Gaudium Press) Mons. Steven Lopes, quien gobierna el Ordinariato de la Cátedra de San Pedro, la jurisdicción eclesial especial creada para las comunidades de conversos provenientes del anglicanismo en Estados Unidos, comentó en una entrevista el sentido de la celebración del jubileo por los 10 años de la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus. Este documento pontificio de Benedicto XVI creó los Ordinariatos y permitió a estas comunidades celebrar los ritos católicos con elementos compatibles de su tradición anglicana.
Comunicación sobre el Año Jubilar concedido a los Ordinariatos anglocatólicos. Foto: Comunidad San Gregorio Magno. |
El Obispo explicó el sentido cristiano del jubileo, el cual «mira hacia atrás con gratitud para mirar hacia adelante con esperanza», según informó National Catholic Register. El decreto de la Penitenciaría Apostólica, comunicado recientemente a los Ordinariatos, establece que «todos los católicos, cualquier miembro de los fieles cristianos, pueden alcanzar esa indulgencia adorando con una comunidad ordinaria el 3 de noviembre cuando celebramos nuestro aniversario». El beneficio se extiende desde esa fecha, todos los días hasta el 27 de septiembre.
Sobre el apoyo recibido desde la Santa Sede, Mons. Lopes recordó una conversación con el Papa Francisco, quien elogió la creación de los Ordinariatos por parte de Benedicto XVI, los cuales «pueden ser un signo no sólo de la unidad eclesiástica y la comunión, sino de los medios para ello». Mons. Lopes destacó la particularidad de este espacio abierto para los conversos, los cuales pueden traer a la Iglesia las tradiciones, la historia y experiencias que les permitieron buscar la comunión plena de forma que no tienen que renunciar a su identidad para abrazar plenamente la fe.
Los Ordinariatos viven los desafíos de crear diócesis desde cero, con pocos modelos en un entorno donde las diócesis son tan antiguas que no existe memoria de su proceso fundacional y las razones por las cuales se establecieron ciertas políticas y formas de administración eclesiástica. Pero uno de los campos notables de crecimiento en esta etapa inicial son las vocaciones. «Cuando me convertí en obispo, teníamos un seminarista célibe; ahora tenemos siete. Eso no está mal por cuatro años. También destacaríamos tres solicitantes para el próximo año, todos provienen de nuestras parroquias», relató el Ordinario. «Y tenemos vocaciones maravillosas a la vida religiosa. Tenemos miembros ordinarios en los frailes franciscanos de la renovación. Tenemos miembros ordinarios que estudian para el sacerdocio en otras diócesis católicas; tenemos miembros ordinarios en las Hermanas Benedictinas de St. Walburga en Colorado. Entonces, también hay una manera en que el Ordinariato está contribuyendo a la vitalidad vocacional de la Iglesia en América del Norte en formas fuera de nuestra propia diócesis».
Con información de National Catholic Register.
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