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Sídney (Jueves, 21-11-2019, Gaudium Press) El Decano de la Catedral de Santa María de Sídney, Australia, P. Don Richardson, fue el encargado de predicar la homilía durante la conmemoración del Miércoles Rojo el pasado 20 de noviembre, una fecha en la que se llama la atención sobre la grave situación de los cristianos perseguidos en todo el mundo por iniciativa de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada. «Todos, todos, deberían estar libres de persecución religiosa», manifestó el predicador, quien recordó la doctrina de la Iglesia sobre esta libertad y los duros datos que comprueban la actualidad de la persecución a los creyentes.
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| Catedral de Sidney durante el Miércoles Rojo sobre la persecución a los cristianos. Foto: Patrick J Lee / Catholic Weekly |
«Nuestra primera lectura hoy de 2 Macabeos presenta un famoso y claro ejemplo de persecución y violencia contra aquellos que desean hacer la voluntad de Dios en lugar de las autoridades terrenales», predicó el Decano. «Los siete hermanos fueron asesinados por su religión. Tal vez hoy, en algunos lugares, podrían haber evitado la ejecución y haber sido enviados por las autoridades para reeducarlos, pero también hoy podrían enfrentar ataques terroristas devastadores, así como la opresión sistemática».
El sacerdote denunció la delicada situación de los creyentes en Oriente Medio, en particular en Siria e Irak, pero también mencionó los graves atentados registrados incluso en un país católico como Filipinas y el sufrimiento de los católicos bajo la represión en la República Popular de China. «El miércoles rojo, entonces, trae a la conciencia de las personas con mayor fuerza lo que está sucediendo en todo el mundo», alertó el sacerdote, quien pidió superar las cifras y los números. «Esto es lo que le está sucediendo a las personas, a las familias de carne y hueso, a los viejos y débiles, a los niños y a las madres y a los padres y hermanos y hermanas que simplemente desean vivir con la conciencia tranquila a la vista de Dios, tomando su lugar legítimo y justo en las comunidades y tierras en las que viven como peregrinos en el camino a la Jerusalén celestial».
«(Jesús) nos enseñó que nuestro verdadero hogar se encuentra, por supuesto, en la Jerusalén celestial», comentó el P. Richardson. «Pero eso no significa que no busquemos vivir y vivir libremente y proclamar el Evangelio, y compartirlo generosamente y con humildad en este mundo, mientras todavía estamos en esta peregrinación. Deberíamos poder vivir en libertad».
Por este motivo pidió a los fieles unirse en oración «especialmente por aquellos cristianos que están siendo perseguidos», así como por el fin de la persecución que toma numerosas formas y que «nosotros mismos podemos experimentar de una manera más diluida en esta tierra bendita».
Con información de Catholic Weekly.
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