Menú 
Bangkok – Tailandia (Lunes, 25-11-2019, Gaudium Press) En el contexto del viaje apostólico del Papa Francisco a Tailandia el viernes 22 de noviembre la catedral de la Asunción de Bangkok acogió jóvenes para participar de la Misa celebrada por el Papa.
Por medio de los jóvenes
En su homilía, el Pontífice dijo a los jóvenes que, por medio de ellos, «entra el futuro en estas tierras y en el mundo», y Dios «cuenta con vosotros para continuar hoy su misión»:
«Así como Dios tenía un plan para el pueblo escogido, también tiene un plan para cada uno de vosotros. Él es el primero en soñar con invitarnos a todos para un banquete que debemos preparar juntos, Él y nosotros, como comunidad: el banquete de su Reino, del cual nadie puede ser excluido».
 |
¡Vamos al encuentro de Cristo Señor, que viene!
Comentando las lecturas del día, el Papa dijo en su homilía, sobre el Evangelio:
«El Evangelio que acabamos de oír, invita a ponernos en movimiento con la mirada fija en el futuro, para encontrarnos con el más bello don que nos reserva:
La venida definitiva de Cristo a nuestra vida y nuestro mundo.
¡Démosle las bienvenidas a nuestro medio, con inmensa alegría y amor como solo vosotros, jóvenes, sabéis hacer!
Sabemos que, antes de salir a su búsqueda, ya el Señor nos buscaba; viene a nuestro encuentro y nos llama a partir de la historia que es necesario construir, crear, inventar.
Vamos con alegría, porque sabemos que Él nos espera allá.»
Por los jóvenes entra el futuro y Dios cuenta con ellos
Francisco afirmó que «el Señor sabe que a través de vosotros, jóvenes, entra el futuro en estas tierras y el mundo, y cuenta con vosotros para continuar hoy su misión (cf. Christus vivit, 174).»
«Así como Dios tenía un plan para el pueblo escogido, también tiene un plan para cada uno de vosotros.
Él es el primero en soñar en invitarnos a todos para un banquete que debemos preparar juntos, Él y nosotros, como comunidad: el banquete de su Reino, del cual nadie puede ser excluido.»
¿Preparados para recibir al Señor?
«El Evangelio de hoy nos habla de diez jóvenes invitados a mirar para el futuro y participar en la fiesta del Señor.
El problema es que algunos de ellos no estaban preparados para recibirlo; no porque adormecieron, sino porque les faltó el aceite necesario, el combustible interno para mantener encendido el fuego del amor.
Con gran entusiasmo y motivación, querían tomar parte en la llamada y convocación del Maestro, pero, con el tiempo, las fuerzas y los anhelos se fueron adormeciendo, borrando, y llegaron tarde.
Es una parábola de aquello que puede ocurrir con nosotros, los cristianos, cuando oímos, llenos de entusiasmo y decisión, la llamada del Señor para tomar parte en su Reino y compartir su alegría con los otros.
Pero con frecuencia, delante de los problemas y obstáculos que muchas veces son tantos (como cada uno de vosotros bien sabe, en su corazón), delante del sufrimiento de personas queridas o la impotencia sentida de cara a situaciones que parecen imposibles de ser alteradas, entonces la desconfianza y la amargura pueden ganar espacio e infiltrarse silenciosamente en nuestros sueños, haciendo que se enfríe el corazón, perdamos la alegría, y lleguemos tarde.
Por eso, me gustaría preguntaros: ¿Queréis mantener vivo el fuego que os puede iluminar en medio de la noche y las dificultades? ¿Queréis prepararos para responder a la llamada del Señor? ¿Queréis estar listos para cumplir su voluntad?»
El aceite y la catedral que testifica la fe
El Papa continuó hablando a los jóvenes tailandeses:
«¿Cómo obtener el aceite que os mantenga en movimiento y aliente a buscar al Señor en todas las situaciones?
Sois herederos de una magnífica historia de evangelización, que os fue transmitida como un tesoro sagrado.
Esta bella catedral es testigo de la fe en Jesucristo que tuvieron vuestros antepasados: su fidelidad, profundamente arraigada, los impulsó a cumplir buenas obras, a construir el otro templo todavía más espléndido, compuesto de piedras vivas para poder llevar el amor misericordioso de Dios a las personas de su tiempo.
Y consiguieron hacerlo, porque estaban convencidos de aquello que el profeta Oseias dice en la primera lectura de hoy: Dios les hablará con ternura, los abrazará con un amor fuerte, para siempre (cf. Os 2, 16.21-22).»
No apagar el fuego del espíritu
En su larga homilía Francisco además dijo:
«Queridos amigos, para que el fuego del espíritu no se apague y podáis mantener despiertos la mirada y el corazón, es necesario estar bien arraigados en la fe de los más viejos: padres, abuelos y maestros. No para quedar prisioneros del pasado, sino para aprender a tener el mismo coraje, capaz de ayudarnos a responder a las nuevas situaciones históricas.
La vida de ellos resistió a muchas pruebas y sufrimientos.
Pero descubrieron, a lo largo del camino, que el secreto de un corazón feliz es la seguridad que encontramos cuando estamos anclados, enraizados en Jesús: en su vida, en sus palabras, en su muerte y resurrección».
Consejo: Arraigados en Cristo, mirad con alegría y confianza
«Queridos jóvenes, sois una nueva generación, con nuevas esperanzas, sueños e interrogativos; seguramente también con algunas dudas, pero, enraizados en Cristo, os invito a mantener viva la alegría y a no tener miedo de mirar para el futuro con confianza.
Arraigados en Cristo, mirad con alegría y confianza.
Esta condición nace de la certeza de saberse buscado, encontrado y amado infinitamente por el Señor.
La amistad cultivada con Jesús es el aceite necesario para iluminar el camino; no solo vuestro camino, sino también el de todas las personas que os rodean: amigos, vecinos, colegas de estudio y trabajo, incluso el camino de cuantos están en total desacuerdo con vosotros.
¡Vamos al encuentro de Cristo Señor, que viene!
No tengáis miedo del futuro ni os dejéis degradar; al contrario, sabed que allá está a vuestra espera el Señor para preparar y celebrar la fiesta de su Reino».
(ARM)
Deje su Comentario