Madrid (Miércoles, 04-12-2019, Gaudium Press) Mons. Mario Iceta, presidente de la subcomisión episcopal de Familia y Vida de España y obispo de Bilbao, presentó el documento ‘Sembradores de Esperanza’, sobre la eutanasia y el final de la vida.
«Queremos quitar el sufrimiento, no al enfermo que sufre» dijo el prelado, hablando sobre el estudio dividido en 7 partes. Participaron también en la presentación Encarna Pérez, enfermera con 15 años de experiencia en paliativos, y el doctor Jacinto Bátiz, también especializado en esta rama de la salud.
Hay que «rechazar la tentación de usar la medicina para la posible voluntad de morir del paciente», pues las vías de la eutanasia son «formas apresuradas» de elegir, indicó Mons. Iceta.
Después de que el obispo de Bilbao señalase que la medicina ofrece «un arsenal terapéutico para eliminar el dolor, medios y destrezas para acompañar el sufrimiento», la enfermera Pérez resaltó que hoy existen 125.000 personas con necesidad de atención paliativa especializada, de las cuáles 60.000 carecen de opción a tenerla, es decir casi la mitad. Peor es el caso de los niños, de quienes el 90% que necesitan atención paliativa no la reciben. En ese sentido el doctor Bátiz reclamó la necesidad de una ley sobre cuidados paliativos a nivel nacional.
Frases sueltas del documento
Acerca de la sedación: Aliviar el sufrimiento, el dolor, la angustia y la soledad en la situación terminal de enfermedad, con la cooperación del propio enfermo, su familia y su entorno, es un deber ético de primer orden.
Sobre las personas que piden la eutanasia: La experiencia demuestra que, cuando un enfermo que sufre pide la muerte, en el fondo está pidiendo que le alivien los padecimientos, tanto los físicos como los morales, que a veces superan a aquellos, como la soledad, la incomprensión, la falta de afecto y consuelo en el trance supremo.
Sobre el esfuerzo terapéutico adecuado: La adaptación de los diagnósticos y tratamientos a la situación clínica del paciente para no caer en la obstinación terapéutica. También incluye la opción de retirar, ajustar o no iniciar tratamientos (o pruebas diagnósticas) que se consideren inútiles o fútiles, y que por tanto no proporcionen ningún beneficio al enfermo.
Sobre las familias de los enfermos: Es necesario hacer ver a las familias que en los momentos difíciles no están solas y que serán sostenidas con la ayuda que necesiten.
Para acceder al documento, hacer clic aquí.
Con información de Revista Ecclesia
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