Ciudad del Vaticano (Viernes, 06-12-2019, Gaudium Press) Este jueves, 05 de diciembre, el Papa Francisco celebró Misa en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el interior del Vaticano.
En esa Misa privada, generalmente restricta a algunos invitados, al comentar las lecturas del día, el Pontífice recordó que no debemos edificar nuestra vida sobre cosas pasajeras, sino en la roca que es el Señor, y allí seremos felices.
Este recordatorio fue también una invitación que el Papa puso en el centro de su homilía, en la que él se inspiró en las palabras del Evangelio de San Mateo (Mt 7, 21.24-27) propuesto para la liturgia del día:
«Confíen siempre en el Señor, porque Él es una roca, una roca eterna».
En este trecho del Evangelio de Mateo Jesús habla de la diferencia entre el hombre prudente y el hombre sin juicio:
El primero, deposita en el Señor el fundamento de su vida, construyendo la propia casa sobre la roca.
El otro no oye la Palabra de Dios y vive de apariencias, construyendo la propia casa sobre un fundamento débil, como la arena.
¿Qué viene a ser la roca segura y fuerte?
Las palabras de Francisco indican como centro de la liturgia de ayer la solidez, «el elogio de la solidez».
Francisco desenvolvió su homilía, en un diálogo continuo con los fieles, a los cuales pidió reflexionar justamente sobre la «sabiduría y la debilidad».
O sea, una invitación para que fuese hecha una reflexión sobre cual es el fundamento de nuestras esperanzas, de nuestras seguridades y de nuestra vida, y pidiendo la gracia de saber discernir donde está la roca y donde está la arena:
«La roca. Así es el Señor. Quien confía en el Señor estará siempre seguro, porque sus fundamentos están sobre la roca.
Es lo que dice Jesús en el Evangelio.
Habla de un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca, esto es, sobre la confianza en el Señor, sobre cosas serias.
Y esta confianza también es un material noble, porque el fundamento de esta construcción de nuestra vida es seguro, es fuerte.
El Prudente y el Tonto en la vida cotidiana
Para el Pontífice, el prudente es quien edifica sobre la roca, al contrario del tonto, que escoge la «arena que se mueve» y que es llevada por el viento y por la lluvia.
También es así en la vida cotidiana, en los predios que se construyen sin buenos fundamentos y, por lo tanto, se desmoronan, y en nuestra existencia personal:
«Y también nuestra vida puede ser así, cuando mi fundamento no es fuerte.
Viene la tempestad – y todos nosotros tenemos tempestades en la vida, todos, desde el Papa hasta el último, todos – y no somos capaces de resistir.
Y muchas personas dicen: «No, yo cambiaré de vida» y piensan que cambiar de vida es maquillarse, cuando cambiar de vida es cambiar los fundamentos, esto es, colocar la roca allí, que es Jesús.
«Yo quería rehacer esta construcción, este predio, porque es muy feo, muy feo, y me gustaría embellecerlo un poco, pero si recurro al maquillaje y arreglo un poco, la casa no va adelante; caerá.
Con las apariencias, la vida cristiana se desmorona. «
El Confesionario, la Roca y la Arena
Francisco afirmó que sólo Jesús es el fundamento seguro para una vida espiritual, las apariencias no ayudan.
Francisco citó como ejemplo el confesionario con el sacramento de la reconciliación: solamente quien se reconoce pecador, débil, deseoso de salvación, tiene una vida basada sobre la roca, en cuanto cree y cuenta con Jesús-Salvación.
Convertirse, por lo tanto, en aquello que no se desmorona y no pasa: así sucedió con San Francisco de Borja en el año 1500, cuando este ex-caballero de corte, delante del cuerpo en descomposición de la emperatriz Isabel, se dio cuenta de la caducidad y de la vanidad de las cosas terrenas, y escogió al Señor y se tornó santo:
Adviento, Roca, Arena Movediza: hora de escoger
En este día de Adviento el Papa, entonces, invitó a cada uno de nosotros a pensar en el fundamento que damos a nuestra vida.
¿Escogemos la sólida roca o la arena movediza?
Y pidió al Señor la gracia de saber discernir:
«Nosotros no podemos edificar nuestra vida sobre cosas pasajeras, en las apariencias, en hacer de cuenta que todo va bien. Vamos a la roca, donde está nuestra salvación. Y allí seremos felices todos. Todos».
(JSG)
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