Ciudad del Vaticano (Lunes, 16-12-2019, Gaudium Press) Ayer, en la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre la lectura evangélica del día, y pidió a la Virgen las gracias para que vivamos el Adviento como tiempo de gracia.
El evangelio de San Mateo narraba la pregunta que manda a hacer Juan Bautista, quien ya se encontraba en la cárcel, al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?» (Mt 11). A lo que Jesús manda contestar: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí».
Jesús no responde directamente «Soy el Mesías», sino que recurre a lo anunciado por el Profeta Isaías, los vaticinios de Isaías: «Pero tus muertos revivirán, se levantarán sus cadáveres» (Is 26, 19); «No falta poco, muy poco tiempo, para que el Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque? Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro, y verán los ojos de los ciegos, libres de tinieblas y oscuridad» (Is 29, 17-18); «Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se detaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo» (Is 35, 5-6); «Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te soostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas» (Is 42, 6-7). Bien se ve, por lo anterior, que Jesucristo no solo se estaba refiriéndo a curaciones físicas, sino también espirituales.
Refiriéndose a la respuesta que el Señor manda a Juan el Bautista, el Papa destaca que es pues el anuncio de la salvación a los hombres, una salvación que trae Jesús y que envuelve al hombre por completo, y lo regenera. Es una salvación que es un morir al pecado y nacer para la vida eterna.
«Este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña-continúa argumentando el Papa- siempre presupone una muerte para nosotros y para el pecado que está en nosotros. De ahí el llamado a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús», dijo el Papa.
En esta línea, el tiempo de Adviento es una invitación a ‘volver a nacer’, ahora. Juan el Bautista pregunta: «¿Eres tú quien tiene que venir o debemos esperar a otro?» (Mt 11,3), y el Señor responde que Él es el Mesías, y que no hay que esperar más. Juan tiene fe en la llegada del Mesías, y ahora el propio Mesías, lo ratifica en su fe y se la aclara aún más, la eleva, dándole a conocer las características del Mesías esperado.
El Papa concluyó su meditación pidiendo a la Virgen que nos ayude para que «a medida que nos acercamos a la Navidad, no nos dejemos distraer por cosas externas, sino que hagamos espacio en el corazón para Aquel que ya ha venido y quiere volver para sanar nuestras enfermedades y darnos su alegría».
Con información de Vatican News
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