Colombia, (Martes, 10-11-09, Gaudium Press) A través de su historia Colombia ha experimentado múltiples conflictos (políticos, armados, sociales, morales, entre otros) que han marcado de manera significativa la forma de re-aprehender en cada una de las regiones del país.
Zonas como la localidad Ciudad Bolívar, en Bogotá, las comunas de Cali y Medellín y muchos otros sectores a lo largo y ancho del país, enfrentan a diario problemas de pandillismo, terrorismo, prostitución, drogadicción, desplazamiento forzoso y altos niveles de pobreza, junto con bajos niveles de escolaridad. Áreas urbanas y rurales se ven afectadas por los escasos avances en temas de desarrollo social y económico.
II Encuentro Nacional de Religiosos (as) en territorios de Conflicto
En medio de está panorámica, la Iglesia católica trabaja en pro de mejorar las condiciones de vida en estos lugares Para ello es necesario generar reflexiones que permitan establecer estrategias de acción dentro de dichas zonas.
Por ello, desde el 9 hasta el 12 de Noviembre, se llevará a cabo en Bogotá, El II Encuentro Nacional de Religiosos (as) en territorios de Conflicto, que tiene está vez como tema central «La Misión Evangelizadora en Medio del Conflicto».
Este encuentro -según el padre Oscar Munera Ochoa, director del Centro Nacional Misionero- busca «compartir la realidad que se vive en cada sitio y, desde esa realidad, iluminarla con el derecho internacional humanitario, el sínodo de los obispos y la palabra de Dios, y así establecer unas líneas para saber actuar en medio del conflicto».
«Nosotros enfatizamos en la solución al conflicto; es ver como contribuimos a construir la paz, es ver como ayudamos a la comunidad, a la gente, a amortiguar esos golpes de violencia», agregó.
Y es que llevar a cabo una misión evangelizadora en medio del conflicto, es todo un reto para la Iglesia católica, y no sólo por la inseguridad de los misioneros, sino por la desconfianza que se genera en las comunidades. «Uno de los obstáculos que encontramos es la desconfianza, vivimos en una sociedad que se ha visto afectada por diversos factores armados, y la gente no sabe en quien confiar, eso hace que la comunidad no se entregue por completo, que no se comprometa por miedo», expresó fray Jhon Elisander Ortíz Ofm, hermano franciscano de la provincia de San Pablo Apostol, en Olaya Herrera, Nariño, quien asiste al encuentro.
Para las religiosas y religiosos participantes del evento, éste se convierte en un espacio de diálogo y reflexión frente a las distintas realidad que cada uno vive dentro de sus comunidades.
«En medio del conflicto está la esperanza del pueblo»
«Este encuentro me da un aliento más, es ver que en medio del conflicto está la esperanza del pueblo. Es también vislumbrar las realidades que son tan crudas, que hacen sentir impotencia al mismo tiempo y ver que en esos lugares a veces da la impresión de que no hay a quien acudir, sólo nos queda Dios, en medio de esta realidad, pero Dios siempre camina con el pueblo, nos pueden matar el cuerpo, pero el espíritu no», afirmó la hermana Magdalena Valencia, de las Misioneras de la Madre Laura.
Del mismo modo, para la Hermana Sabine Bogaert, de las Hermanitas de Nazaret (Carlos de Foucauld), dicho encuentro es una «oportunidad para ver la importancia del trabajo de los religiosos en zonas muy difíciles, es un espacio para apoyarse mutuamente, para encontrar ánimos de seguir adelante, y de buscar como debe ser nuestra posturas en esas zonas de conflicto».
Temas del Encuentro
Temas como la iluminación de la realidad con el Derecho Internacional Humanitario; constructores de paz y reconciliación; vida y misión de los religiosos (as) en medio del conflicto a la luz del Sínodo de los Obispos; el post-conflicto y compromisos para trabajar por la paz del país, serán las áreas en las que 40 religiosos y religiosas del país enfatizarán hasta el 12 de noviembre, a la vez que pondrán en común sus experiencias de trabajo en medio de las comunidades.
Finalmente, se espera que en este II Encuentro Nacional de Religiosos (as) en Territorio de Conflicto, se generen unas líneas comunes de comportamiento de los misioneros, para saber estar y actuar en los lugares en donde cada uno lleva a cabo su misión pastoral.
Por Nathali J. Rátiva M.
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