San Pablo – Brasil (Lunes, 30-12-2019, Gaudium Press) «Que todos puedan experimentar el amor de Dios, manifestado de forma tan admirable con el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios nacido de la Virgen María», afirmó el Cardenal Odilo Pedro Scherer, Arzobispo de San Pablo – Brasil, en la celebración de la Solemnidad de la Navidad del Señor, el pasado miércoles 25.
‘En la Navidad, celebramos el sublime misterio de la fe’ recuerda el Cardenal Scherer en la Misa del Gallo.
Foto: Arquidiócesis San Pablo
La Catedral de la Sede, localizada en pleno centro de San Pablo, quedó repleta de fieles para la Misa de la Noche de la Navidad, la tradicional Misa del Gallo, celebrada a la medianoche, cuando fue anunciado el nacimiento de Jesús por medio de un canto Kalendas, conocido canto de la liturgia navideña que dice: «Jesucristo, Dios Eterno e Hijo del Eterno Padre, queriendo santificar el mundo con su venida, fue concebido por obra del Espíritu Santo y se hizo hombre; transcurridos nueve meses nació de la Virgen María en Belém de Judá. Es la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo según la naturaleza humana. Vengan, adoremos al Salvador. Él es el Emanuel, Dios con nosotros».
«El gran acontecimiento, el sublime misterio de la fe»
En la homilía, Mons. Odilo subrayó que la Navidad no es la celebración del «aniversario de Jesús», sino el nacimiento de Jesús, «el gran acontecimiento, el sublime misterio de la fe». El Arzobispo explicó a los presentes que la solemnidad de la Navidad es rica de significados y los textos de la liturgia traducen esa riqueza con expresiones de belleza que explicitan el misterio celebrado, con, por ejemplo, la oración de la colecta, que dice: «Danos participar de la divinidad de vuestro Hijo, que se dignó a asumir nuestra humanidad».
El Cardenal Scherer destacó que «este es el fruto de la Navidad para nosotros: mediante el misterio de la encarnación, el Hijo de Dios asumió nuestra pobre humanidad para enriquecernos con su divinidad». La luz de Dios brilla para el mundo entero. El Cardenal enfatizó también que, con el nacimiento de Jesucristo, la luz de Dios brilla para el mundo entero: «Sin esa luz, el mundo continuaría en las tinieblas de la angustia y el error. ¡Dios es luz y quien se aproxima a Jesús, se aproxima a la luz de Dios! «. Y Mons. Odilo continuó afirmando con énfasis: «Lo que pasó en el nacimiento de Jesús es inmensamente grandioso, bello y fascinante, ya llenándonos de alegría y paz. Imaginemos, entonces, ¡cuánto mayor será la alegría de contemplar el misterio de Dios cara a cara! ¡Pues es eso mismo lo que la Navidad nos promete y nosotros creemos y esperamos! Dios quiere saciar nuestra hambre y sed de perfección, belleza y paz».
Encuentro de Dios con el ser humano y del ser humano con Dios
Caminando para la conclusión de su homilía, Mons. Odilo enfatizó que el misterio de la encarnación y del nacimiento del Hijo de Dios realiza el encuentro de Dios con el ser humano y el del ser humano con Dios. «En la persona de Jesús, Dios acoge al hombre y lo salva. De hecho, la salvación es esto: Dios une a sí el hombre y concede, de manera plena, todo aquello que el hombre desea y busca», afirmó, para luego concluir: «El misterio de la Navidad revela de manera luminosa la dignidad del hombre y lo que Dios pensó para él, al darle la existencia: hacerlo participar de su gloria y su felicidad. ¡¿Eso no es maravilloso?!». (JSG)
(De la Redacción Gaudium Press, con Fernando Geronazzo, del site de la Arquidiócesis de San Pablo)
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