Ciudad del Vaticano (Jueves, 02-01-2020, Gaudium Press) «Hoy iniciamos el 2020 con la misma actitud de gratitud y de alabanza» que tuvimos en el cierre del año 2019, dijo el Papa.
Así se expresó el Papa Francisco al recitar la oración mariana del Ángelus, por primera vez en 2020, y luego después de haber presidido la Celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro, (01/01) en la Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios.
En las reflexiones que él ofreció en ese primer Ángelus, Francisco invitó a todos para que descendiesen de los pedestales del orgullo y dejasen que la Santa Madre de Dios nos bendijera. Recomendó él: «¡Abramos el corazón a su bondad!»
Abramos el corazón a la Madre de Dios que nos muestra a Jesús. El Niño Jesús es bendición, él derrotó el mal por la raíz, explicó el Pontífice. El Papa afirmó delante de los fieles reunidos en la Plaza San Pedro que el Niño nacido de la Virgen de Nazaret «es la Bendición de Dios para todo hombre y mujer, para la gran familia humana y para el mundo entero. Jesús no sacó el mal del mundo, sino lque lo derrotó en la raíz».
«Su salvación no es mágica, pero es una salvación ‘paciente’, esto es, comporta la paciencia del amor, que asume la iniquidad y le quita el poder. La paciencia del amor: el amor nos torna pacientes. (…) Por ese motivo, contemplando el pesebre vemos, con los ojos de la fe, el mundo renovado, libre del dominio del mal y colocado bajo el señorío real de Cristo, el Niño acostado en el pesebre».
Primer día del año es dedicado a la paz…
Jesús es «alegría para todo el pueblo», es la gloria de Dios y la paz para los hombres, por ese motivo el Papa Pablo VI quiso dedicar el primer día del año a la paz: la oración, la toma de consciencia y de responsabilidad por la paz» recordó el Pontífice.
Según Francisco, «para este año 2020 el mensaje es este: la paz es un camino de esperanza, un camino en el cual se avanza por medio del diálogo, la reconciliación y la conversión ecológica».
Jesús libera con amor, reabre el horizonte de la esperanza
Dice Francisco, «Jesús es la bendición para aquellos que son oprimidos por el yugo de las esclavitudes, esclavitudes morales y esclavitudes materiales. Él libera con amor. Para aquellos que perdieron la autoestima, permaneciendo prisioneros de vicios, Jesús dice: el Padre te ama, no te abandona, espera con paciencia inamovible tu retorno».
Jesús está próximo de los enfermos, los abandonados, los desanimados
«Para aquellos que están gravemente enfermos y se sienten abandonados y desanimados, Jesús se hace próximo, toca las llagas con ternura, derrama el óleo de la consolación y transforma la debilidad en fuerza del bien para deshacer los nudos más difíciles. Para quien está encarcelado y es tentado a cerrarse en sí mismo, Jesús reabre un horizonte de esperanza, comenzando por un pequeño vislumbre de luz», dijo el Papa para luego encerrar su discurso. (JSG)
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