Zaragoza (Viernes, 03-01-2019, Gaudium Press) Reza la venerada tradición
que fue un dos de enero del año 40 cuando la Virgen se apareció al apóstol
Santiago que estaba haciendo misión en Aragón, dicen que un poco desanimado por
los escasos frutos. Era el año 40, y estaba por tanto la Virgen aún en esta
tierra, en Palestina, y podemos por ello hablar de un fenómeno de bilocación de
Nuestra Señora, que además apareció rodeada de ángeles.
La Virgen se presenta sobre un pilar, y pide que se construya una capilla
alrededor del mismo, lugar de veneración que en palabras de la Madre de Dios
«permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre
portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi
ayuda».
Que la Virgen ayuda bajo su advocación del Pilar, es un hecho, comprobado
entre otras cosas por la muy amplia devoción que se le tiene no solo en España,
sino en el mundo entero. Es por ello que cada dos enero, instituciones como la
Federación de Empresarios y Servicios de Zaragoza y Provincia llevan una
ofrenda floral a su patrona, pidiendo protección, asistencia, y por supuesto,
buenas ventas en el año que inicia…
La iglesia del Pilar ha sufrido todos los rigores de las veleidades
históricas. Sufrió bajo la dominación musulmana hasta cuando Alfonso el
Batallador reconquista la ciudad y emprende la reconstrucción. En la guerra
civil del siglo pasado, tres bombas cayeron sobre la iglesia sin explotar.
En el siglo XIV aparece por primera vez la práctica de cubrir el Pilar con
un manto, el manto de la Virgen, práctica que se extiende hasta hoy, dando a la
patrona un variado homenaje de todos sus hijos que confeccionan los muchos
mantos y que muestran también por este medio el carácter universal que adquirió
esa devoción.
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