Chad – Jamena (Martes, 07-01-2020, Gaudium Press) El sábado 04/01 el mundo tomó conocimiento de que el pasado 22 de diciembre, el grupo de extremistas musulmanes ‘Boko Haram’ volvió a realizar su acción característica de esparcir terror a través del miedo y de muertes.
El último lance de esa tragedia de muchos actos ocurrió con el ataque de hombres fuertemente armados pertenecientes a esa organización terrorista, disfrazados de comerciantes de peces, quienes atacaron pescadores que trabajaban en el Lago Chad, en la frontera con el norte de Nigeria.
Esa acción resultó en la muerte de, por lo menos, 50 personas de varias nacionalidades. El área donde sucedieron los asesinatos queda en territorio chadiano, en la frontera con el norte de Nigeria y es frecuentemente palco de incursiones del grupo islámico.
La noticia del ataque terrorista fue confirmada por las autoridades municipales locales, basada en el testimonio de algunos sobrevivientes.
Boko Haram: años de terror entre Nigeria y los países vecinos
En una entrevista a Vatican News, Enrico Casale, especialista en asuntos africanos, informa que esos fundamentalistas islámicos nacieron en los años 2000.
Inicialmente los miembros de Boko Haram se ligaron a la red de Al Qaeda, liderada, entonces, por Osama Bin Laden. Después, esos terroristas adhirieron al autodenominado Estado islámico y sus tentáculos llegaron también hasta el grupo fundamentalista de Somalia, Al Shabaab y, con él, promovieron no solo contactos, sino actividades.
El área en que Boko Haram actúa va desde el norte de Nigeria, (en particular con acciones en el territorio del estado de Borno), llegando a los países vecinos: Níger, Chad, Camerún que, recientemente, concordaron en realizar una serie de contra-medidas a ser tomadas en conjunto.
Eso, sin embargo, no ha intimidado a los terroristas de Boko Haram, sus acciones no disminuyeron y van resultando cada vez más dramáticas.
¿Boko Haram: ideología loca, terrorismo o fanatismo religioso?
Enrico Casale afirma en su entrevista que Boko Haram impone una lectura literal de la ley islámica, considerando sacrílego otras interpretaciones del Corán que no sean la suya y así como sacrílegas todas las otras religiones.
Eso hace que los miembros de esa agrupación fanático-religiosa causen víctimas entre los musulmanes, pero también en un número, cada vez más creciente, víctimas cristianas.
Además de los numerosos ataques y acciones armadas, los yihadistas operan también a través del secuestro, sobre todo de menores, que tienen como destino morir al ser usados como escudos y bombas humanas.
Entre los episodios espectaculares y propagandísticos más resaltantes que atrajeron la atención del mundo, está el secuestro, en abril de 2014, de casi 300 alumnas de una escuela en Chibok, Borno. Más de cincuenta de esas niñas consiguieron escapar, pero las restantes nunca fueron liberadas y su destino todavía hoy es desconocido. (JSG)
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