Ciudad del Vaticano (Jueves, 09-01-2020, Gaudium Press) En su mensaje para el 28º Día Mundial del Enfermo, divulgado por la Sala Stampa del Vaticano el pasado día 3 de enero, el Papa Francisco destaca que «La vida ha de ser acogida, tutelada, respetada y servida desde su inicio hasta la muerte».
La 28ª edición del Día Mundial del Enfermo será celebrada, como todos los años, el día 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes. Francisco se inspiró en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: «Venid a mí, todos los que estáis cansados y oprimidos, que yo he de aliviaros», retiradas del Evangelio de Mateo 11,28.
Invitación de Jesús
«En el XXVIII Día Mundial del Enfermo, Jesús dirige esta invitación a los enfermos y oprimidos, a los pobres conscientes de depender enteramente de Dios para la cura que necesitan bajo el peso de la prueba que los afectó. A quien vive en la angustia debido a su situación de fragilidad, sufrimiento y debilidad, Jesucristo no impone leyes, sino, en su misericordia se ofrece a sí mismo, esto es, su persona que da alivio», escribió el Papa en su mensaje para 2020.
Falta de humanidad
Francisco destaca la falta de humanidad en la relación con los enfermos y recomienda, exhortando: «Al tratamiento, se debe sumar la solicitud, o sea, el amor, sin olvidar con el enfermo hay una familia que también ella pide conforto y proximidad», exhorta.
En el mensaje, el Pontífice hizo una mención a los profesionales de la salud que colocan sus competencias en pro del enfermo. Y recuerda que el sustantivo «persona» debe venir antes del adjetivo «enfermo».
Profesionales de la salud: dimensión transcendente de la profesión
Cuando los profesionales de la salud se deparan con los límites y el posible fracaso de la medicina, son llamados a abrirse a la dimensión transcendente, «que puede ofrecer el sentido pleno de la profesión». Francisco lamentó que en contextos de guerras y conflictos, los profesionales y las estructuras de salud pueden ser atacados como forma de represalia política.
Economía y justicia social
El Papa dirige su pensamiento a tantos hermanos en el mundo que no tienen acceso a los cuidados médicos porque viven en la pobreza. «Por eso, me dirijo a las instituciones sanitarias y los gobiernos de todos los países del mundo, pidiéndoles que no sobrepongan el aspecto económico al de la justicia social. » (JSG)
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