Redacción (Viernes, 10-01-2020, Gaudium Press) Desde la ventana de la casa, Leopold contemplaba tranquilamente el florido campo primaveral.
De repente, venida del sótano, una armoniosa música se hace escuchar. ¿Quién sería el ejecutante? Su esposa, Anna, había salido con la hija. Estaba apenas el menor, pero tan pequeñito… ¡no podía ser él! ¿Quién sería entonces? Paso a paso, Leopold sube la escalera, abre silenciosamente la puerta y encuentra al ¡»culpable»! Sentado en un banquito, casi más grande que el propio niño, su pequeño Wolfgang, el menor, apenas llegado a los tres años de edad, tocaba compenetrado y distendido una pieza musical… ¿Cómo era posible?
– ¡Wolfgang!
– Llamó Leopold. El pequeño niño, sin voltearse, dice al padre:
– Vea papá como este trecho se parece con el canto de los ruiseñores… y este otro con el viento del otoño…
El padre, Leopold, un poco sorprendido, va junto al hijo y escucha un poco más.
– Papá, mi pie no alcanza los pedales, por eso no consigo hacer los acordes. ¿Usted podría pedir que me hagan un clavo¹ con los pedales más cerca del teclado. Ahí yo consigo hacer los acordes.
El niño era nada más nada menos que Wolfgang Mozart, tal vez el mayor genio musical de toda la Historia.
Algunos meses después Leopold dirige el ensayo de una nueva sinfonía a ser presentada en breve en la visita del Emperador.
Después del inicio, la puerta se abre y, empujando una silla, entra un niño: era Wolfgang.
– ¿Adónde tú vas, Wolf?
– ¡Quiero tocar junto a ustedes!
Y, sin más, se sienta, con un pequeño y reluciente violín.
– Pero tú no participaste de las prácticas, Wolf…
– Si usted me deja, yo toco la segunda voz. Ahí no molesto… Schachtner, primer violín, intercede a favor de Wolf y, al final, Leopold consiente. Pero con una condición:
– Usted tocará bajito para no molestar. Wolf sonríe contento y obedece. Mozart toca para la Emperatriz de Austria Pero… poco a poco, Schachtner, el primer violín, toca cada vez más bajo y por último para. Wolf ejecuta solo perfectamente la pieza… Viene el trecho del solo de violín y él lo ejecuta sin un error.
Los oídos de músico de Leopold – y tal vez más todavía el corazón de padre – hacen que caigan las lágrimas por el rostro: su pequeño Wolf, sin haber ensayado, supera a los músicos profesionales, con experiencia de años…
* * *
Pasan los años. Wolf, es más Wolfgang, -su nombre completo es Joannes Crysostomus Wolfgangus Teophilus Mozart – y ya es célebre.
Su obra completa aún no es enteramente conocida. Están catalogadas cerca de 700 composiciones, pero se sabe que esta lista es incompleta.
Entre las catalogadas, hay 50 sinfonías, 20 óperas y 20 misas. Para cada una de esas obras compuso las partituras de todos los instrumentos, y, en las no sinfónicas, también las partituras de las varias voces. Hay sinfonías de su autoría con más de 30 partituras individuales, una para cada instrumento, etc.
Oye a alguien tocar en el órgano una música majestuosa: es el «Dies Irae»
Cierto día -ya cerca de los 34 años, edad en que murió – paseaba con un amigo por el campo y resuelve entrar en una pequeña y acogedora capilla. En el silencio, en la penumbra sagrada, iluminada apenas por la luz colorida de los vitrales, oye a alguien tocar en órgano una música majestuosa: es el «Dies Irae». Mozart escucha atentamente y, terminado el eco de los últimos acordes, se vuelve para su acompañante y confidencia emocionado: – Yo daría toda mi obra solo para haber compuesto esa melodía.
¿Quién es el autor del Dies irae? Un monje anónimo. En el silencio de su monasterio él se puso a rezar, meditar y cantar… De su vida contemplativa brotó una maravilla, por la cual el grande Mozart cambiaría todas sus obras… (ARM-JSG)
¹ Instrumento musical que antecedió al piano.
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