Redacción (Jueves, 16-01-2020, Gaudium Press) La Teología respecto a los fundadores es relativamente reciente, pues solo a partir del Concilio Vaticano II se prestó, con mayor empeño, atención a esas manifestaciones surgidas a veces hasta incluso en el laicado, reconociendo su legitimidad de una forma genérica [1].
Solo con el carisma de los fundadores podréis despertar los corazones para la verdad… Foto: Archivo Gaudium Press
Inspiración divina de los Fundadores
Y se debe al Papa Pablo VI la mención textual a ese carisma en documento del Magisterio Pontificio, en el cual, además, confirma la presencia de la inspiración divina en la misión de los fundadores: «Solo así podréis despertar de nuevo los corazones para la verdad y para el amor divino, según el carisma de vuestros fundadores, suscitados por Dios en su Iglesia» [2].
Posteriormente, Juan Pablo II usó esa expresión en diversos documentos, como, por ejemplo, en el Mensaje a la XIV Asamblea General de la Conferencia de los Religiosos de Brasil: «Animaos a aquello que es el sentido ínsito a la vida consagrada: crecer en el conocimiento y el amor, para ser testigos y profetas de Cristo en el mundo de hoy, en fidelidad dinámica a la vocación religiosa y al carisma de vuestros fundadores» [3].
Carisma del Fundador puede abarcar todos los fieles
Ese carisma que anima al fundador tiene la peculiaridad de poder abarcar todas las categorías de fieles, sin distinción, cuanto a los ministerios o estados de vida, constituyendo un anuncio fuerte de la fe, el cual da origen también a un impulso misionero [4].
Esa «inspiración fundamental» de los fundadores – Ratzinger nos la explica de forma muy clara [5] – es la identidad de ellos con Cristo y con el Evangelio. Haciendo un paralelismo entre la historia de la conversión de Santo Antón y la de San Francisco de Asís, el Pontífice afirma ser idénticos los impulsos que encontramos en uno y otro: tomar el Evangelio seria y rigurosamente al pie de la letra, seguir a Cristo en pobreza total y conformar toda su vida a la de Él.
Carisma fundacional
Otros autores, en las últimas décadas, profundizaron el estudio de la materia. Se trata de pesquisar y auscultar la presencia santificante del Espíritu en la Iglesia, su forma de actuar y el modo de transmitir ese verdadero tesoro espiritual, de un movimiento o familia religiosa, que es el carisma fundacional. Tanto más que ese don es difícil de ser expresado en su totalidad, en términos humanos, doctrinas y reglas. ¿Cómo definir y diferenciar, por ejemplo, el carisma franciscano del dominicano? Ambos son mendicantes, ambos se dedican a la evangelización. Sin embargo, a pesar de semejantes, bien se puede aplicar a ellos el dicho de San Pablo: «una es la claridad del sol, otra la claridad de la luna y otra la claridad de las estrellas, y todavía una estrella difiere de la otra en la claridad» [6].
Forma radical y peculiar de vivir el Evangelio
La fundación, pues, se basa en una forma radical y peculiar de vivir el Evangelio en su totalidad, con una sólida y profunda formación cristiana, que se transmite por un método pedagógico específico, según el carisma de cada movimiento.
Por Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP
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[1] Cf AA, n. 3.
[2] Paulo VI, Exortação Apostólica Evangelica Testificatio, n. 11, 29/6/1971. «Solum hoc modo animos hominum ad veritatem amoremque divinum amplectendum erigere poteritis secundum charisma Fundatorum vestrorum, quos Deus in Ecclesia sua excitavit».
[3] João Paulo II, Mensagem aos participantes da XIV Assembleia Geral da Conferência dos religiosos do Brasil, 11/7/1986. «Il vostro scopo è di crescere nella conoscenza e nell’amore per essere testimoni e profeti di Cristo nel mondo d’oggi, in fedeltà dinamica alla vocazione religiosa e al carisma dei vostri fondatori».
[4] Cf Id., Mensagem aos participantes do Congresso Mundial dos Movimentos Eclesiais, 27/5/1998.
[5] Cf J. Ratzinger, Os Movimentos na Igreja, presença do Espírito e esperança para os homens. São João de Estoril 2007, p. 45.
[6] I Cor 15, 41.
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