Roma (Lunes, 20-01-2020, Gaudium Press) Roma está de Jubileo, esto gracias a los homenajes que desde el pasado 19 de enero se le rinden al beato carmelita Angelo Paoli, con ocasión del 300° aniversario de su muerte. Será un tiempo de gracia para recordar a quien es llamado «Padre de los pobres».
El beato murió en Roma en olor de santidad, pero con el paso de los años su figura estaba empezando a quedar en el olvido. Con este Jubileo se busca recordarlo y traer al presente su testimonio de santidad.
Sobre él se ha referido el Padre Lucio Zappatore, párroco de la iglesia de los Santos Silvestro y Martino ai Monti, donde reposan los restos mortales del beato:
«Es una figura muy importante y se estaba perdiendo. De hecho en estos últimos tres siglos hemos estado perdiendo la pista aquí en Roma. Pensar que cuando murió la gente exclamaba ‘¡santo súbito!’. No se pudo realizar el funeral en vista de la afluencia de los fieles aquí en la parroquia y el Papa mandó la Guardia Suiza para proteger el cuerpo. Después de días lo llevaron a Santa María la Mayor para que todos lo pudieran saludar y las personas ponían paños fuera de las ventanas».
Este hecho fue recordado el domingo con una procesión en las calles contiguas a la parroquia.
«Fue una recreación histórica, con los trajes del 700 porque en los documentos parece que los nobles compitieron para escoltar el cuerpo de Angelo Paoli», comentó el Padre Zappatore, quien añadió explicando varios de sus signos de santidad:
«Era como Santa Teresa de Calcuta, ya que tenía amistades con los nobles y los pobres, de hecho los ricos, gracias a él, apoyaban a los pobres».
El beato Angelo Paoli fue un hombre de gran caridad, alimentando diariamente a unas 200 personas que se congregaban frente a la iglesia; también creó un hospicio para los enfermos que eran dados de alta en el hospital San Giovanni, y no tenían la posibilidad de regresar a su vida ordinaria. Confesaba a los enfermos y les acompañaba con buen sentido del humor. Muchos no dudan en afirmar que el beato fue el precursor del «Clown terapia».
De ahí que el Jubileo – como ha expresado el Padre Roberto Toni, Prior Provincial de los Carmelitas, en una misiva – «sea la ocasión para volver a reflexionar sobre esta figura, antigua y estrechamente moderna, del Carmelitano integral. Pero también la ocasión para percibir su intercesión para nuestro hoy, de frente al desafío de vivir la fidelidad a aquello que el Espíritu Santo nos ha llamado a ser».
Angelo Paoli nació en Argigliano, Toscana, en 1642. A sus 18 años ingresa al Noviciado Carmelitano de Siena. Seis años después es ordenado sacerdote en Florencia, prestando su ministerio sacerdotal en el Carmelo de Pisa, y luego en Empoli, Montecantini, Cupoli, Monte Catino e Fivizzano.
En el año 1687 es transferido a Roma, donde ejerció su ministerio sacerdotal en la iglesia de los Santos Silvestro e Martino ai Monti, donde permaneció hasta su muerte. Este tiempo lo dedicó por entero a la caridad, curando y acompañando a los pobres y enfermos vecinos del hospital de San Juan de Letrán. De ahí el apelativo de «Padre de los pobres».
Falleció el 20 de enero de 1720 y fue beatificado por Benedicto XVI el 25 de abril de 2010.
Con información de RomaSette.it y angelopaoli.org.
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