Redacción (Viernes, 24-01-2020, Gaudium Press) El Catecismo, en varios párrafos afirma que el Bautismo nos hace hijos de Dios por adopción en Jesucristo. Por el Bautismo Cristo nos trae de regreso para Dios.
San Pablo dice que por el Bautismo participamos de la muerte y resurrección de Cristo (Rom 6,3-4), somos insertados en él, nos tornamos miembros de su Cuerpo, la Iglesia (1 Cor 12,27), herederos del cielo nuevamente, templo del Espíritu Santo.
El Bautismo nos torna «hijos en el Hijo», esto es, hijos adoptivos del Padre, a través de Jesucristo. Foto: Gaudium Press |
Todos los seres creados por Dios son amados por Dios, pero, el Bautismo nos hace «hijos en el Hijo», esto es, hijos adoptivos del Padre, a través de Jesucristo.
Es lo que nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica:
§1270. «Tornados hijos de Dios por la regeneración bautismal, los bautizados son obligados a profesar delante de los hombres la fe que por la Iglesia recibieron de Dios» y a participar de la actividad apostólica y misionera del pueblo de Dios.
§537. Por el Bautismo, el cristiano es sacramentalmente asimilado a Jesús, que anticipa en su Bautismo su Muerte y Resurrección; debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua con Jesús para subir nuevamente con él, renacer del agua y del Espíritu para tornarse, en el Hijo, hijo bien amado del Padre y «vivir en una vida nueva» (Rm 6,4).
§1250. Por nacer con una naturaleza humana decaída y manchada por el pecado original, también los niños precisan del nuevo nacimiento en el Bautismo, a fin de ser liberados del poder de las tinieblas y ser transferidos para el dominio de la libertad de los hijos de Dios, para la cual todos los hombres son llamados.
La gratuidad pura de la gracia de la salvación es particularmente manifiesta en el Bautismo de los niños. La Iglesia y los padres privarían entonces al niño de la gracia inestimable de tomarse hijo de Dios si no le confiriesen el Bautismo poco después del nacimiento.
§1996. Nuestra justificación viene de la gracia de Dios. La gracia es favor, el socorro gratuito que Dios nos da para responder a su invitación: convertirnos hijos de Dios, hijos adoptivos participantes de la naturaleza divina, de la Vida Eterna.
§1265. El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, sino también hace de lo neófito «una criatura nueva», un «hijo adoptivo de Dios» (Gl 4,5-7) que se tornó «participante de la naturaleza divina», miembro de Cristo y co-heredero con él, templo del Espíritu Santo.
§1996. Nuestra justificación viene de la gracia de Dios. La gracia es favor, el socorro gratuito que Dios nos da para responder a su invitación: hacernos hijos de Dios, hijos adoptivos participantes de la naturaleza divina, de la Vida Eterna.
§1997. La gracia es una participación en la vida divina; nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria. Por el Bautismo, el cristiano tiene parte en la gracia de Cristo, cabeza de la Iglesia.
Como «hijo adoptivo», puede de ahora en adelante llamar a Dios de «Padre», en unión con el Hijo único. Recibe la vida del Espíritu, que en él infunde la caridad y forma la Iglesia.
San Hipólito de Roma
San Hipólito de Roma, del siglo II, decía que:
«Quien desciende con fe al baño de regeneración, renuncia al demonio y se entrega a Cristo; reniega el enemigo y proclama que Cristo es Dios; renuncia a la esclavitud y se reviste de la adopción filial; sale del bautismo, y más que todo eso se torna hijo de Dios y heredero con Cristo». (S. Hipólito de Roma).
San Pío X
El Papa San Pío X, dice que: «Él nos adoptó en el Bautismo como hermanos de Jesucristo y co-herederos, juntamente con Él, de la eterna gloria» (Catecismo Mayor, Questão 285).
Es por eso que la Iglesia pide que los padres bauticen en seguida a sus hijos, y jamás permitan que un niño muera sin ser bautizado.
Por Prof. Felipe Aquino
(Na TV Canção Nova, apresenta o programa «Escola da Fé» e «Pergunte e Responderemos»)
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