Redacción (Miércoles, 29-01-2020, Gaudium Press) Santo Tomás es un sol, Santo Tomás es el faro de la doctrina católica; no podía la Iglesia haberle dado un título más apropiado, que el de Doctor Universal.
Su obra, abudante, rica, alcanza su pináculo en la Suma Teológica, escrito de referencia para todos aquellos que no quieran separarse de la ortodoxia. Entretanto, más importante que el efecto es la causa, el efecto revela la causa, y a través de los escritos podemos intuir como era Santo Tomás. A la búsqueda del gran alma de Santo Tomás, un día Plinio Corrêa de Oliveira exteriorizó sus meditaciones a ese respecto.
Afirmaba el Dr. Plinio que quien lee a Santo Tomás puede percibir «toda el movimiento de la vitalidad de ese santo, en aquella impasibilidad celeste, angélica, virginal de él. ‘Si tal cosa es así, etc.’: todos conocemos el ritmo de Santo Tomás». 1
Decía el Dr. Plinio que así como Santa Teresa la consideraba de una grandeza carolíngea, Santo Tomás era como el Carlomagno del pensamiento.
Un tipo pensamiento con nota de brevedad, que buscaba dejar sin piso al error y al que yerra. Pero mucho más.
«El parece haber tenido una noción sacral y virginalmente humilde de su propia grandeza, comprendiendo que era un sol puesto para los hombres hasta el fin del mundo. Él raciocina para todos los tiempos y lugares.
«La Suma Teológica, en aquella placidez, es una corrida carolingea detrás de todos los errores que él quería poner en elenco, corrida hecha de manera a alcanzar, en su centro, a todos los que errasen; a proteger en la verdad, en el fondo del alma, a todos los que acertasen; a convertir a todos los que quisiesen convertirse; a preservar a todos los que deseasen salvarse hasta el fin de los tiempos, de manera que pensaba él, que mucho después de que su cadáver estuviese hecho polvo, y que también su nombre ya no tuviese espacio en la memoria de los hombres, la Suma Teológica estuviese presente en la historia. ¡Ese es Santo Tomás!», 2 afirmaba el Dr. Plinio.
Santo Tomás fue un gran regalo de Dios a la debilidad de la mente de los hombres. No fue por casualidad que en el gran Concilio de Trento, y en puesto de honra al lado de la Escritura, estuviese la Suma Teológica del angélico Santo Tomás, cuya alma era aún más angélica que su misma obra.
Por Carlos Castro
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1 Revista Dr. Plinio. No. 178. Janeiro de 2013. Harmonia entre a razao e o sentimento.
2 Ídem.
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