Melbourne (Sábado, 01-02-2020, Gaudium Press) Mientras espera que la Corte Suprema de Australia estudie su apelación en la última oportunidad de probar su inocencia ante la justicia civil de Australia, el Cardenal George Pell emplea los limitados medios a su alcance para proseguir su labor espiritual, según reportó el periodista Edward Pentin en la más reciente actualización sobre el estado del purpurado. El Cardenal permanece en prisión desde febrero de 2019 y tendría que cumplir una condena de dos años y ocho meses adicionales si la Corte Suprema mantiene su condena anterior.
Cardenal George Pell. Foto: Vatican News. |
El Cardenal mantiene un buen ánimo, según reportó una fuente cercana al purpurado a National Catholic Register. Además, desde su reclusión ha «desarrollado un ministerio personal, escribiendo de vuelta a otros prisioneros que le han escrito acerca de sus vidas». Las condiciones de su presidio han mejorado en cierta medida desde su sorpresivo traslado desde la Prisión de Evaluación de Melbourne a la prisión de máxima seguridad de Barwon, al contar con una celda de mayor tamaño.
Con el argumento de consideraciones de seguridad, las autoridades de Australia han mantenido al Card. Pell en el más estricto nivel de aislamiento. Sólo puede recibir una o dos visitas a la semana y no puede tener contacto con otros reclusos. Tampoco puede celebrar la Eucaristía, debido a que las autoridades no permiten el ingreso de vino a la prisión, lo que ha sido criticado como una vulneración de su libertad religiosa.
Según reportó Pentin, el Cardenal expresa a sus amigos que interpreta su presidio como un «retiro forzoso de un año», y que ocupa su tiempo en escribir principalmente reflexiones espirituales. Mientras avanza su espera del estudio por parte de la Corte Suprema, que podría iniciar en los meses de marzo o abril según se ha reportado en medios de comunicación locales, también han aumentado las manifestaciones de apoyo al Card. Pell, condenado en un proceso caracterizado por fuertes dudas sobre la suficiencia de pruebas en contra del purpurado. La más reciente de las manifestaciones en favor del purpurado fue la visita de un grupo de fieles que cantaron villancicos a las afueras de la prisión en Nochebuena (ver noticia anterior).
La principal objeción a la sentencia condenatoria, señalada por uno de los jueces de la Corte de Apelaciones, Mark Weinberg, es el hecho de que la denuncia se sustenta en el testimonio de un único acusador que ha incurrido en contradicciones. A pesar de que los defensores aportaron diversidad de testimonios sobre la imposibilidad práctica de los hechos denunciados, el jurado de la primera instancia y dos de los jueces de la Corte de Apelaciones dieron credibilidad al testimonio sin conceder al Cardenal el beneficio de la «duda razonable» que ordinariamente es suficiente para declarar la inocencia de un acusado en la justicia australiana.
Con información de National Catholic Register.
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