Ciudad del Vaticano (Lunes, 03-02-2020, Gaudium Press) En el día en que la Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor y XXIV Día Mundial de la Vida Consagrada, 02 de febrero, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus con los fieles y peregrinos que estaban reunidos en la Plaza San Pedro.
«Celebramos hoy la Fiesta de la Presentación del Señor: cuando Jesús recién nacido fue presentado al templo por la Virgen María y San José. En esta fecha también se celebra el Día de la Vida Consagrada, que recuerda el gran tesoro en la Iglesia de aquellos que siguen al Señor de cerca, profesando los consejos evangélicos,» recordó el Papa en el discurso proferido antes de ser rezado el Ángelus.
Como es sabido, según nos dicen los Santos Evangelios, «cuarenta días después del nacimiento, los padres de Jesús llevaron al Niño a Jerusalén para consagrarlo a Dios, conforme prescrito por la ley judaica».
Dos actitudes de los personajes
Francisco comentó que el episodio narrado por San Lucas llama la atención para los personajes que de él participan y sus actitudes.
El Papa afirma: «Al describir un rito previsto por la tradición, este episodio llama nuestra atención para el ejemplo de algunos personajes. Ellos son atrapados en el momento en que hacen la experiencia del encuentro con el Señor en el lugar en que Él se hace presente y próximo al hombre.
Se trata de María y José, Simeón y Ana, que representan modelos de acogida y donación de la vida a Dios. Ellos no eran iguales. Eran diferentes, pero todos buscaban y se dejaban guiar por el Señor.
El evangelista Lucas describe todos ellos en una doble actitud: de movimiento y admiración».
Admiración y Movimiento
Comentando las actitudes de los participantes descritos por el evangelista, el Pontífice subrayó: «La primera actitud es el movimiento.
María y José van en dirección a Jerusalén. A su vez, Simeón, movido por el Espíritu, va al templo, mientras Ana sirve a Dios día y noche sin cesar.
De ese modo, los cuatro protagonistas del pasaje del evangelio nos muestran que la vida cristiana exige dinamismo y disponibilidad de caminar, dejándose guiar por el Espíritu Santo.
«El estancamiento no coincide con el testimonio cristiano y con la misión de la Iglesia. El mundo precisa de cristianos que se muevan, que nunca se cansen de caminar por las estradas de la vida, para llevar a todos la palabra consoladora de Jesús.»
Admiración
«La segunda actitud con la cual San Lucas presenta a los cuatro personajes de la historia es la admiración. María y José quedaron maravillados con lo que se decía de él. La admiración es una reacción explícita también del viejo Simeón, que en el Niño Jesús ve con sus propios ojos la salvación realizada por Dios a favor de su pueblo. Y lo mismo ocurre con Ana, que ‘también comenzó a alabar a Dios’ e ir a mostrar a Jesús a las personas. Esta es una santa habladora, conversaba bien, hablaba de cosas buenas, no cosas malas. Decía, anunciaba: era una santa que iba de una mujer para otra mostrándoles a Jesús».
Francisco destacó que «esas figuras de fieles son circundadas por la admiración, porque se dejan cautivar y envolverse por los eventos que ocurrían delante de sus ojos».
Para concluir, el Papa rezó pidiendo a la «Virgen María para que nos ayude a contemplar todos los días en Jesús el don de Dios para nosotros, y a dejarnos envolver por Él en el movimiento del don, con admiración alegre, para que toda nuestra vida se torne una alabanza a Dios en el servicio a los hermanos». (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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