domingo, 24 de noviembre de 2024
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Alegrías del apostolado en prisión: Cinco internos de cárcel en EE.UU. se hacen católicos

Charleston (Martes, 04-02-2020, Gaudium Press) Que 5 prisioneros de la Correccional Perry en Carolina del Sur – EE.UU., hayan entrado a la Iglesia Católica este invierno que concluye, es un hecho digno de nota.

El pasado 10 de diciembre Mons. Roberto Guglielmone, Obispo de Charleston, ofició una misa en la prisión, en la cual tres internos fueron bautizados, y otros dos que habían recibido bautismo en otras denominaciones cristianas entraron en la plena comunión con la Iglesia.

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Mons. Guglielmone en la penitenciaría de Perry – Foto: Capellanía de la prisión

El proceso catequético con estos internos comenzó en Julio. Pero ellos ya estaban asistiendo a la eucaristía, se sentaban, cruzaban sus brazos, escuchaban la homilía y recibían la bendición. Hasta que un día se les preguntó si querían entrar a la Iglesia Católica y dijeron que sí.

El encargado de los sacramentos en la prisión de Perry es el P. Rhett Williams. Y el Diácono John Leininger es el coordinador de todo el proceso catequético.

El apostolado en Perry, para el cual se cuenta hoy con hasta 6 voluntarios, se centra particularmente en la eucaristía de los jueves y la catequesis de los viernes. En el oficio de la eucaristía se turnan varios sacerdotes. Y en la catequesis -de dos horas- se abordan diferentes temas, como diversos tópicos de teología, enseñanzas sobre la eucaristía e Historia de la Iglesia, incluidos concilios y combate a herejías. A veces se ven películas con vidas de santos. También se tienen momentos de oración, se les propone el rezo de novenas. A la eucaristía asiste un rango entre 8 y 18 personas.

El ‘coordinador interno’

Un colaborador insigne de ese apostolado es un «coordinador interno», un prisionero que se encarga de montar el altar, distribuye rosarios o biblias, obtiene los permisos para que los reclusos puedan ir a las misas, a las catequesis. Todo un activista de Dios.

Cuenta el Diácono Leininger que en una ocasión llegó a la prisión y los reclusos tenían ese día prohibición de salir de sus celdas por lo que la catequesis solo fue asistida por el ‘coordinador interno’, quien cumple una condena de cadena perpetua. Después de una hora de enseñanza del Diácono, el ‘coordinador interno’ le dice: «Las dos horas que empleo con la Iglesia Católica cada semana son cuando me siento más en casa que en cualquier otro momento de la semana». Ese dicho lo llenó de entusiasmo y lo anima a seguir trabajando en este ministerio.

Ministerio que tiene sus variados obstáculos, como cuando no se permite el ingreso de ningún grupo religioso por diversas razones; o cuando en plena catequesis los internos tienen que regresar a sus celdas antes del horario convenido. Pero para remontarse sobre esos problemas, siempre está la satisfacción de las conversiones, de la recepción de sacramentos. El Diácono Leininger -quien dejó su cátedra universitaria para hacerse diácono permanente y dedicarse especialmente al ministerio asistencial en penitenciarías- dice que él siente que recibe de Dios más de lo que da, por realizar este apostolado.

Las alegrías de la eucaristía 10 de diciembre

«Tantas personas amorosas, caritativas, que esperaban verme ser bienvenido a la Iglesia. Verdaderamente sentí el Espíritu de Dios por medio de la misa», declaró Timmy, uno de los internos que recibió la confirmación de parte de Mons. Guglielmone.

«La Confirmación fue el día más importante de mi vida adulta. El entendimiento del rol que Cristo juega en mi vida ha tomado una nueva forma. He llegado a amar la Fe Católica, y a medida que aprendo más, lo mejor llega a mi vida» dijo a su turno James, otro de los internos.

Con información de CNA

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