Toronto (Martes, 04-02-2020, Gaudium Press) El Arzobispo de Winnipeg y Presidente de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos (CCCB), Mons. Richard Gagnon, escribió una carta al Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, para alertar sobre las graves consecuencias de una propuesta de ampliación de los criterios de elegibilidad al procedimiento denominado «Asistencia médica para morir», el cual según recordaron los Obispos constituye un eufemismo que encubre a eliminación de una vida o la participación activa en un suicidio, actos que «nunca pueden justificarse».
Los prelados reclamaron un auténtico cuidado de las personas vulnerables y un tiempo de estudio suficiente para evaluar los graves riesgos de la ampliación de la eutanasia. Foto: Unclekt. |
«En nombre de los Obispos católicos de Canadá, escribo para expresar nuestra preocupación muy seria con respecto a los cambios propuestos a la legislación actual», indicó Mons. Gagnon en su comunicación. «Afirmamos y mantenemos inequívocamente la creencia fundamental en la sacralidad de toda vida humana, un valor que compartimos con muchos otros en nuestro país, incluidas personas de diferentes creencias y ninguna fe en absoluto». El prelado recordó que «la eutanasia y el suicidio asistido no son la respuesta» ante el sufrimiento y la inminencia de la muerte.
Los Obispos calificaron como «profundamente preocupante» la pretensión de ampliar aún más la aplicación de la eutanasia o el suicidio asistido incluso a casos en los que no hay cercanía de la muerte del paciente, lo cual trae evidentes riesgos. «Los intentos adicionales de ponerlo a disposición de menores maduros, enfermos mentales y discapacidades cognitivas son evidencia de que las salvaguardas actuales son inadecuadas y pueden ser legalmente cuestionadas y anuladas». Los prelados recordaron la experiencia de otros países que llegaron a aprobar la eutanasia como supuesto remedio para la depresión, la eutanasia infantil y los abusos cometidos en esta materia en contra de ancianos y aseguraron que estas realidades no deberían tener lugar en sociedad alguna. «En este punto de la historia de Canadá, debemos preguntar, con integridad y honestidad, qué tipo de cultura estamos dejando a las generaciones futuras».
«Nuestra esperanza es promover una sociedad en la que la vida humana sea recibida y tratada como un regalo, y apoyada frente a la vulnerabilidad y el sufrimiento físico, emocional y espiritual», afirmó la Conferencia de Obispos, la cual a su vez criticaron el cuestionario elaborado por el Departamento de Justicia para consultar a la ciudadanía sobre el tema. Los Obispos alertaron sobre la superficialidad de abordar un tema tan grave a través de una encuesta y la notoria insuficiencia del tiempo de dos semanas estipulado para estudiar la cuestión. «La forma en que se construyó la encuesta requiere que los canadienses estén de acuerdo tácitamente en la expansión de la eutanasia antes de poder expresar oposición y cualquier preocupación que puedan tener», agregaron los Obispos, quienes también denunciaron que no se tiene en cuenta en la encuesta «los temores y preocupaciones de los ancianos y discapacitados de sentir presión» una vez que sea aprobada la extensión de la eutanasia.
«La consulta debe tener en cuenta la gama completa de factores que pueden influir en la decisión de solicitar la eutanasia / suicidio asistido: soledad, aislamiento, servicios de apoyo inadecuados o no disponibles, abandono o falta de apoyo familiar y comunitario, así como otras experiencias físicas y crisis psicológica», exigieron los Obispos. «La consulta debe investigar la vulnerabilidad del paciente a ser presionado o forzado a elegir la eutanasia / suicidio asistido».
Como contraste, la Conferencia Episcopal describió el ministerio de la Iglesia entre los enfermos y moribundos, a través de una red de acompañamiento en todo el país. «Las instituciones católicas, así como muchos católicos individuales, incluidos nosotros como pastores, ministramos a los discapacitados físicos, los enfermos mentales y los discapacitados del desarrollo», recordaron. «Visitamos a las personas mayores que están solas, aisladas, abandonadas e insuficientemente apoyadas por la atención médica y los servicios comunitarios. Escuchamos a quienes, atrapados por una crisis física o psicológica, no ven ninguna razón para continuar. Todas estas personas están en peligro por la eutanasia / suicidio asistido. Necesitan nuestro firme apoyo, nuestra defensa».
La experiencia de la Iglesia es que los pacientes consideran la eutanasia o el suicidio cuando no tienen capacidad de manejar su dolor de manera adecuada ni cuentan con el apoyo de servicios como los cuidados paliativos. » La presencia amorosa de la familia, el apoyo de la comunidad, la atención médica efectiva y accesible, el apoyo social y las mejoras basadas en la investigación en la atención al paciente también marcan la diferencia en la elección de la vida», por lo que los legisladores, profesionales de la salud y los funcionarios no deberían enfocar sus esfuerzos en la eutanasia, sino en la situación de los pacientes y la deficiencias de la atención y cuidados que se les ofrecen. «Nosotros, como Obispos de los fieles católicos en Canadá, pedimos al gobierno que participe en un estudio más riguroso, imparcial y prolongado de los problemas inherentes a la eutanasia / suicidio asistido involucrando a aquellos cuyas experiencias ofrecen una perspectiva diferente e incluso presentan verdades incómodas», exhortaron los prelados, quienes ofrecieron documentación pertinente al tema y el ofrecimiento de participar activamente en » cualquier oportunidad para debatir y explicar nuestras preocupaciones, si usted o sus ministros lo desean».
Con información de Zenit.
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