España – Madrid (Martes, 11-02-2020, Gaudium Press) Todos los primeros viernes del mes, en la diócesis de Madrid, los jóvenes se reúnen, con el Cardenal Carlos Osoro, para celebrar la vigilia de oración Adoremus, en la Catedral de Almudena.
La última tuvo un enfoque especial, pues coincidió con una nueva edición de «Luces en la Ciudad». Ese proyecto es hecho por la Delegación de Jóvenes con la finalidad de que ellos conozcan el testimonio de personas, y para ello se desplazan a diversos lugares.
Las palabras del Arzobispo de Madrid
En esa ocasión el Cardenal Osoro recordó a los jóvenes que «ustedes han viajado por lugares que expresan precisamente que en esta ciudad de Madrid hay luz, y no apenas luz: la luz que viene de Jesús […] y que muchos hombres y mujeres hayan recibido en sus vidas y sus corazones el único tesoro para vivir».
Mons. Carlos Osoro discurrió sobre tres palabras del Evangelista San Mateo, del capítulo 5 del Evangelio: «sal», «luz» y «brillo». Afirmó el purpurado que es preciso «mucha sal, es necesaria sal en la familia, las escuelas, las empresas, los medios, en nuestros relacionamientos interpersonales, la cultura, la economía, la política, la Iglesia».
La ceguera y las tinieblas nos impiden de ver a Dios en este mundo y recordó el Cardenal que: «si nos permitimos ser configurados por Jesús, seremos luz en medio de las tinieblas de la vida y seremos hombres y mujeres que darán sabor, sabor y sabor a una sociedad insípida que muere en el egoísmo».
Y él diferenció entre «hacer» y «ser»: «No somos solicitados a salar o iluminar, somos solicitados a ser sal y luz». Con una pregunta a la joven asamblea, Mons. Carlos terminó su prédica: ¿Puede haber profesión tan bella y que sea más necesaria a los hombres, como esa de tornar Dios transparente en la Tierra? (PJS)
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