Vancouver (Miércoles, 12-02-2020, Gaudium Press) La misión de los ángeles está orientada a la salvación de las personas. Esta premisa es la que aborda el Padre John Horgan, sacerdote canadiense de la Arquidiócesis de Vancouver, en el libro titulado «His Angels at Our Side» – «Sus Ángeles a nuestro lado», en el que asegura que la acción de los ángeles es fundamental en el momento de la muerte.
El sacerdote, quien es capellán de un hospital, ha sido testigo del accionar de los ángeles especialmente con los moribundos.
«Los ángeles realizan su custodia de diversas maneras. En mi vida de sacerdote y como capellán de hospital, he sido testigo de la presencia de los santos ángeles, sobre todo en la atención a los enfermos y moribundos», expone, para luego narrar un hecho que presenció con un hombre, que no era católico, y le llamó mucho la atención:
La mision de los ángeles está orientada a la salvación de las personas / Foto: Dimitri Conejo Sanz por Cathopic. |
«Una vez acompañé a un hombre que no era católico, pero cuya primera esposa siempre había sido muy comprometida con la fe; incluso después de que su matrimonio llegó a su fin, nunca dejó de rezar por su esposo. Él le había prometido que se bautizaría antes de morir, lo cual ella nunca olvidó. Su vida fue difícil después de que él la dejó, pero ella perseveró en su confianza en Dios, criando a los hijos en la fe».
El hombre con el tiempo desarrolló cáncer y se quedó sólo, ya que la segunda esposa lo abandonó. Pero la primera permaneció a su lado cuidándolo en el hospital. Allí también llegaron sus hijos quienes, animados por su madre, se reconciliaron con él.
«Ella hizo todo lo posible para traer consuelo a sus últimos días y para animarle a una mejor relación con Dios»; comentó el sacerdote canadiense.
Pese a ello, este hombre no quería bautizarse, pero su primera esposa perseveró en la oración encomendándolo a los ángeles de la guarda.
«Ella me decía: ‘Padre, estoy orando a su ángel de la guarda y a mi ángel de la guarda. Estoy segura de que él será bautizado», recordó el Padre Horgan.
Oraciones que fueron escuchadas, como lo relata el sacerdote cuando un domingo, de mañana, visitó al hombre en el hospital preguntándole: «¿Quieres ser bautizado y aceptar la gracia de Cristo? Ya sabes que el Señor te está llamando todos estos años y has visto la evidencia de su amor en la fidelidad y devoción de tu buena esposa».
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El Padre Horgan cuenta cómo ante esta pregunta el hombre respondió: «Sí, padre, sé lo que he hecho; sé cómo he vivido. Me arrepiento de todo y pido el perdón del Señor. Quiero ser bautizado».
Cuenta con asombro el sacerdote que en ese momento, cuando se encontraba preparando el agua bendita para el Bautismo, así como los aceites benditos, escuchó en su interior una voz que lo alertaba diciéndole: «¡Ahora!».
De inmediato el Padre tomó el agua y la vertió sobre la frente del hombre, ya moribundo, pronunciando las palabras del Bautismo: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Antes de pronunciar el «Amén», el hombre falleció.
«No hubo sufrimiento, simplemente cerró los ojos y se fue. Se había ido a casa con Dios. Las enfermeras y su familia estaban asombradas por esto, pero lo que más recuerdo es la mirada en los ojos de su esposa. Con su último aliento había aceptado la gracia que su esposa había implorado para él por años», narra el sacerdote.
Episodios similares ha vivido el Padre Horgan con otras personas a punto de morir. Así lo relata:
«Una y otra vez, al atender a los moribundos y hablarles del cielo, he experimentado cómo la mención de los ángeles trae consuelo y paz, incluso a los que han estado alejados de la Iglesia. En muchos casos, los santos ángeles han permanecido fijos en sus mentes y corazones como una figura conocida por primera vez en la infancia, una devoción aprendida en la rodilla de sus madres, presente en una especial mansedumbre y sabiduría».
Con información de Religión en Libertad.
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