Ciudad del Vaticano (Viernes, 21-02-2020, Gaudium Press) En el trecho del Evangelio de la Liturgia de este jueves 20/02, el evangelista San Marcos recuerda preguntas hechas por Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos: Ser cristiano es aceptar y seguir el camino de Jesús.
«¿Quién dicen los hombres que yo soy? ¿Y vosotros, quién dices que yo soy?» Fue con base en estas preguntas que el Papa Francisco hizo su homilía durante la misa que celebró en la Capilla de la Casa Santa Marta, ayer.
Conocer, profesar, aceptar el camino
Según interpreta Francisco, el Evangelio (Mc 8,27-33) enseña las etapas ya recorridas por los apóstoles para saber quién es Jesús. Y él apunta estas etapas: conocer, profesar y aceptar el camino que Dios escogió para Él.
La primera de estas tres etapas, el primer paso, enumera el Pontífice, es «Conocer a Jesús», y esto es aquello que «hacemos todos nosotros» cuando leemos el Evangelio, cuando buscamos conocer a Jesús, cuando llevamos a los niños al catecismo y los llevamos a la misa.
La segunda etapa es profesar Jesús, dijo Francisco: y esto nosotros no podemos realizarla solos, afirmó. Él recordó que en la versión de Mateo, «Jesús dijo a Pedro: ‘Eso no viene de ti. El Padre te reveló». «Solamente podemos profesar a Jesús con la fuerza de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo. Nadie puede decir Jesús en la confesión y confesarlo sin el Espíritu, dice Pablo. Nosotros no podemos confesar Jesús sin el Espíritu. Por eso, la comunidad cristiana debe buscar siempre la fuerza del Espíritu Santo para profesar a Jesús, para decir que Él es Dios, que Él es el Hijo de Dios», explicó Francisco.
Ser cristiano es aceptar y seguir el camino de Jesús
La tercera etapa surge de la respuesta a la siguiente indagación, comenta Francisco: ¿Cuál es la finalidad de la vida de Jesús, por cuál motivo vino? Ahí realizamos la tercera etapa en el camino del conocimiento de Cristo.
El Papa recordó, entonces, que Jesús comenzó a enseñar a los apóstoles que debería sufrir, morir y después resucitar. Afirmó el Pontífice: «Profesar a Jesús es profesar su muerte, su resurrección; no es profesar: «Tú eres Dios» y parar allí. No: «Viniste por nosotros y moriste por mí. Y resucitaste y nos diste la vida, nos prometiste el Espíritu Santo para guiarnos».
Profesar a Jesús significa aceptar el camino que el Padre escogió para Él: la humillación. Pablo, escribiendo a los Filipenses, dice: «Dios envió a su Hijo, el cual aniquiló a sí mismo, se hizo siervo, humilló a sí mismo, hasta la muerte y muerte en cruz».
Si no aceptamos el camino de Jesús, el camino de la humillación que Él escogió para la redención, no somos cristianos y merecemos lo que Jesús dijo a Pedro: «¡Ve para lejos de mí, Satanás!».
Cristianos verdaderos, cristianos de nombre
«Profesar a Jesús es aceptar el camino de la humildad y la humillación. Y cuando la Iglesia no recorre este camino, se equivoca y acaba mundana», afirmó Francisco, y continuó: «Cuando nosotros vemos tantos cristianos buenos, ¿no? Con buena voluntad, pero confunden la religión con un concepto social de bondad, de amistad, cuando nosotros vemos tantos clérigos que dicen seguir a Jesús, pero buscan las honras, el camino de la mundanidad, no buscan a Jesús: se buscan a sí mismos. No son cristianos; dicen ser cristianos, pero de nombre, porque no aceptan el camino de Jesús, de la humillación. Y cuando leemos en la historia de la Iglesia tantos obispos que vivieron así y también tantos Papas mundanos que no conocieron el camino de la humillación, no lo aceptaron, debemos aprender que aquel no es el camino.» (JSG)
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