Ciudad del Vaticano (Miércoles, 26-02-2020, Gaudium Press) Hoy, Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco invitó a considerar la Cuaresma como un desierto propicio a favorecer la reflexión del hombre en las verdades eternas, particularmente aquellas relacionadas con la salvación.
«Imaginemos que estamos en un desierto: nos alejamos de los ruidos, de todo lo que nos rodea habitualmente y nos envuelve un gran silencio. En el desierto hay ausencia de palabras, y así podemos hacer espacio para que el Señor nos hable al corazón: es el lugar de la Palabra de Dios. En el desierto, también nos alejamos de tantas realidades superfluas que nos rodean, aprendemos a ‘ayunar’, que es renunciar a cosas vanas para ir a lo esencial. Por último, el desierto es un lugar de soledad. Allí podemos encontrar y ayudar a tantos hermanos descartados por la sociedad, tantos hermanos solos que viven en el silencio y en la marginalidad», dijo el Papa.
Es un tiempo, el Cuaresmal, para desconectarnos, de tantos tipos de comunicaciones que no favorecen el cambio del corazón:
«El camino a través del desierto cuaresmal es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar la televisión y abrir la Biblia; para desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio; para renunciar a tantas palabras y críticas inútiles para estar más tiempo con el Señor, y dejar que transforme nuestro corazón».
Cuáles son las verdaderas prioridades
Este tiempo Cuaresmal es ocasión propicia para reelaborar la jerarquía de prioridades de la vida de cada uno.
«Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Ayunar no es solamente para adelgazar, ayunar es ir precisamente a lo esencial, es buscar la belleza de una vida más simple», expresó el Pontífice.
Es un desierto, el Cuaresmal, donde también fácilmente encontramos al hermano necesitado, «El desierto nos conduce a aquellos que, silenciados, piden en silencio nuestra ayuda».
Es un tiempo, la Cuaresma, de oración, de obras de misericordia, de ayuno, entendido también ampliamente:
«Que el Señor nos ayude a entrar en el desierto cuaresmal, que lo sepamos recorrer a través de la oración, el ayuno y las obras de misericordia, para que podamos gustar la Pascua, la fuerza del amor de Dios que hace florecer los desiertos de nuestra vida», concluyó el Papa.
Con información de Vatican News
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