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Ciudad del Vaticano (Viernes, 28-02-2020, Gaudium Press) El Papa Francisco participó de las ceremonias litúrgicas del Miércoles de Cenizas.
Francisco presidió la procesión penitencial que tuvo su inicio en la Iglesia de Santo Anselmo y que siguió en cortejo hasta la Basílica de Santa Sabina.
En la Basílica de Santa Sabina que está localizada en el barrio Aventino, el Papa presidió la misa de imposición de las Cenizas el pasado miércoles.
«Acuérdate que eres polvo de la tierra y a la tierra has de volver»
«Acuérdate que eres polvo de la tierra y a la tierra has de volver»: este versículo del Génesis dio oportunidad a Francisco de iniciar la homilía que él desarrolló durante la ceremonia. Al comentar este versículo y ceremonia de la Imposición de Cenizas, el Papa destacó que «el polvo sobre la cabeza nos hace tener los pies firmes en la tierra: nos recuerda que vinimos de la tierra y, a la tierra, volveremos; esto es, somos débiles, frágiles, mortales».
Sin embargo, el Pontífice recordó que «somos el polvo amado por Dios. Amorosamente el Señor recogió en sus manos nuestro polvo y, en él, insufló su soplo de vida».
De polvo de la Tierra a maravilla…
Continuando sus consideraciones sobre la ceremonia de la Ceniza, Francisco afirmó que «de este modo, la ceniza nos recuerda el recorrido de nuestra existencia: del polvo a la vida. Somos polvo, tierra, barro; pero, si nos dejamos plasmar por las manos de Dios, nos tornamos una maravilla», porque «nacemos para ser amados, nacemos para ser hijos de Dios». «Nuestras míseras cenizas son amadas por Dios».
Y la Cuaresma «es tiempo de gracia, para acoger la mirada amorosa de Dios sobre nosotros y, así contemplados, cambiar de vida. Estamos en el mundo para caminar de la ceniza a la vida». «La ceniza posa en nuestras frentes, para que, en los corazones, se encienda el fuego del amor. (JSG)
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