Valencia (Viernes, 28-2-2020, Gaudium Press) El Arzobispo de Valencia, España, Card. Antonio Cañizares, concedió una entrevista al periódico diocesano Paraula con motivo del inicio de la Cuaresma, en la que compartió sus reflexiones sobre el estado actual de la Iglesia y la necesidad de su renovación interior para atraer a los hombres hacia el seguimiento de Cristo. El purpurado habló de la vitalidad de la Iglesia, expresada en varios indicativos de juventud, fervor y compromiso.
Card. Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia, España. Foto: Gaudium Press. |
El Arzobispo inició sus reflexiones desmintiendo las representaciones de la Iglesia como una institución arcaica u obsoleta. «Reconozco que la Iglesia está viva y que la Iglesia es joven. Lleva en sí misma, en su entraña más propia, el futuro del mundo y por ello muestra a los hombres el camino hacia el futuro», declaró el Cardenal. «Ese futuro y ese camino no es otro que Jesucristo».
El purpurado destacó los grandes eventos mundiales como las JMJ, en los que se destaca la fuerza de la Iglesia en medio de sus debilidades. «La Iglesia necesita renovación, está pidiendo que se la renueve interiormente, porque de ese interior es de donde viene la verdadera renovación y no tanto de cambio de estructuras o de norma», agregó el Card. Cañizares. «Es necesario, por tanto, como la visión de san Francisco sobre la iglesia de san Damián indicaba en su tiempo, que se la restaure y vuelva a lo que la hace verdaderamente atractiva, bella y buscada».
Como una expresión de renovación al interior de España, el Arzobispo citó el reciente Congreso Nacional de Laicos y varias realidades que son palpables en las diócesis locales: «Se está observando en muchas cosas un nuevo renacer, no espectacular pero sí verdadero, y esperanzador», comentó el Cardenal. «Ahí tenemos cómo se está viviendo en tantas partes la Adoración Eucarística permanente, el resurgir de los grupos de oración y las visitas a lugares de contemplación, de silencio». El purpurado destacó el crecimiento de Cáritas y sus obras en beneficio de los más necesitados y vulnerables, así como el testimonio de numerosos creyentes en medio del secularismo.
Entre ellos resaltó «los millones de cristianos que han alzado o estando alzando su voz o su testimonio silencioso para afirmar el valor de la verdad del matrimonio y de la familia, la vida y de la caridad; la libertad y valentía, la alegría, con que muchos viven su fe a la luz pública, sin ocultarla». De igual manera valoró «el testimonio de tanta gente sencilla y enfermos que viven la fe en grado heroico; la recuperación de la oración y la estima por la vida interior en no pocos; el afán evangelizador en tantos».
Con información de Paraula.
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