Redacción (Martes, 03-03-2020, Gaudium Press) El tiempo de Cuaresma, que comenzó el 26 de febrero con el Miércoles de Ceniza, es tiempo de conversión y un llamado a incrementar la práctica de la oración, el ayuno y la limosna; pero también es ocasión propicia para recibir la Indulgencia Plenaria.
De acuerdo con el Manual de Indulgencias ‘Enchiridion Indulgentarium’ de la Penitenciaría Apostólica, la indulgencia «es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados ya borrados en cuanto a la culpa, que el fiel cristiano, debidamente dispuesto y cumpliendo unas ciertas y determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos».
La Indulgencia puede ser parcial o plenaria, es decir, libra en parte o en todo la pena temporal de los pecados; y se puede aplicar para sí mismos o para los fieles difuntos, no para otras personas que aún están vivas.
La práctica del Vía Crucis da Indulgencia Plenaria durante la Cuaresma / Foto: Carlos Daniel por Cathopic. |
La Indulgencia plenaria sólo se puede ganar una vez al día y es necesario que el fiel excluya todo afecto al pecado, incluso venial, y el cumplimiento de tres condiciones: acercarse al Sacramento de la Reconciliación, la comunión eucarística y orar por las intenciones del Santo Padre. Con una sola confesión sacramental se pueden ganar varias indulgencias plenarias.
Y ¿Cómo se obtienen estas gracias en Cuaresma?
Durante los cuarenta días camino hacia la Pascua de Resurrección hay seis maneras de «sacar provecho» al don de las indulgencias, si se realiza lo siguiente:
La práctica del Vía Crucis cada viernes de Cuaresma
A través del Vía Crucis se hace presente y se actualizan los sufrimientos que vivió Jesús en el camino desde el pretorio de Pilato, donde se le condenó a muerte, hasta el Monte Calvario, lugar en el cual dio la vida por la salvación de los hombres
Para recibir la Indulgencia es necesario que la oración piadosa del Vía Crucis se realice ante las estaciones legítimamente establecidas, es decir, se requieren 14 cruces a las que se les suele añadir imágenes que representan las estaciones de Jerusalén, y a las que se les incluye meditaciones piadosas y oraciones vocales.
Si la meditación del Vía Crucis se hace de manera pública, se requiere el paso de una estación a otra. Aunque si el desplazamiento no lo pueden efectuar todos, solo basta con que quien dirige el ejercicio se traslade de estación en estación.
Adoración del Santísimo Sacramento por espacio de media hora
El fiel cristiano también puede ganar la Indulgencia Plenaria si hace adoración ante el Santísimo Sacramento durante al menos media hora. La Indulgencia es parcial si la visita es menor a ese tiempo, y siempre y cuando se acerque a Jesús sacramentado con la intención de adorarlo.
Rezar el Rosario en familia o en comunidad
Otra de las maneras de obtener Indulgencia Plenaria durante la Cuaresma, y también en otros tiempos litúrgicos, es recitando el Santo Rosario. De acuerdo con el Manual de Indulgencias, los fieles pueden ganar la Indulgencia Plenaria si recitan el Rosario en una iglesia u oratorio, en familia, o en comunidad religiosa, así como en una asociación de fieles. La indulgencia será parcial si la oración mariana se hace fuera de estas circunstancias.
Lectura de las Sagradas Escrituras por espacio de media hora
Los fieles, igualmente, pueden recibir la Indulgencia Plenaria si leen y meditan las Sagradas Escrituras por lo menos por espacio de media hora. La Indulgencia será parcial si el fiel cristiano lee la Sagrada Escritura con la veneración debida a la Palabra de Dios y como fuente de lectura espiritual en menos de ese tiempo.
La Adoración de la Santa Cruz
Aunque forme parte del Viernes Santo, asimismo se concede Indulgencia Plenaria al fiel cristiano que este día medite la Pasión y Muerte de Nuestro Señor adorando piadosamente la cruz en la solemne acción litúrgica.
Orar ante la Cruz: «Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús»
Además hay Indulgencia Plenaria para los fieles que recen piadosamente la oración «Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús» ante la imagen de Jesús Crucificado tras la comunión cualquier viernes de Cuaresma. La Indulgencia es parcial si se reza los demás días del año.
Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús: en tu presencia me postro de rodillas, y con el mayor fervor de mi alma te pido y suplico que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme; mientras con gran afecto y dolor considero y contemplo en mi alma tus cinco llagas, teniendo ante mis ojos aquello que ya el profeta David ponía en tus labios acerca de ti: «Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos» (Sal 21 (22), 17-18).
Con información de Manual de Indulgencias.
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