Beijing (Miércoles, 11-03-2020, Gaudium Press) Un reporte de la organización no gubernamental ChinaAid, evidencia un panorama devastador de la libertad religiosa en China, particularmente para el cristianismo. ChinaAid fue fundada en el año 2002, tras el anuncio de sentencia de muerte de cinco líderes cristianos chinos, y cada año monitorea la libertad de religión en el gigante asiático. El pasado 28 de febrero, emitió un reporte de 53 páginas que torna claro que el año 2019 fue mucho peor en materia de libertad religiosa en China que el año anterior.
San Juan Gabriel Perboyre, sacerdote martirizado en China
Por ejemplo, en la campaña del gobierno chino de delación de supuestas actividades religiosas ilegales.
«Fomentar el soplón es un método común aplicado por el Partido Comunista Chino para reforzar su control», afirma ChinaAid. «Las autoridades utilizaron incentivos en dinero para motivar a los no creyentes a denunciar las llamadas ‘actividades religiosas ilegales’ de las iglesias en casas, intentando producir conflictos y tensiones entre los no cristianos y los cristianos y aumentar la desconfianza entre los dos grupos de personas».
Sistema de puntajes
Algunas regiones de China han implementado un sistema de puntos para calificar lugares de culto. Si por ejemplo estos no investigan supuestas violaciones a la regulación vigente, o su puntaje queda debajo de 50 puntos por dos años consecutivos, pueden perder su registro como lugares oficiales religiosos con todas las consecuencias que ello acarrea. Lugares de culto cristiano que exhiban demasiado visiblemente símbolos religiosos, o cruces, pierden cinco puntos. Igual con aquellos que no exhiban la bandera nacional.
Pero un ‘veto automático’ hace que el score de puntos caiga a cero. Esto ocurre porque se ‘desobedece’ al gobierno, porque se organizaron protestas, se contactaron miembros fuera del territorio, o a miembros de grupos religiosos que el gobierno considera como ‘cultos’, o por desarrollar escuelas de formación dominicales o campamentos de verano. Estas ‘terribles’ actividades ocasionan el llamado veto automático.
Aniquilación de la ‘Iglesia del Silencio’
El gobierno chino mantiene su presión para que la Iglesia del Silencio desaparezca. Desde hace décadas conviven en la China una Iglesia católica subterránea, la Iglesia del Silencio, cuyos miembros mantienen relaciones con Roma, y donde habían designaciones episcopales que eran desconocidas del gobierno chino. Junto a esta Iglesia subterránea el gobierno había creado la Asociación Católica Patriótica China, oficial.
En Marzo del año pasado, todos los sacerdotes católicos que no se habían inscrito a la Asociación Católica Patriótica en la diócesis de Mindong fueron conminados a hacerlo o dejar sus iglesias. Era la estrategia de la zanahoria y el garrote, pues a los sacerdotes que sí se inscribían les era ofrecida una recompensa de alrededor de U$ 28.600.
En punta de la agresividad contra la manifestación religiosa se encuentra la provincia de Zhejiang, que fue donde se inició la campaña de demolición de cruces que ha alcanzado varias partes del territorio.
Campaña de ‘sinización’ de la religión
El gobierno viene promoviendo una campaña de ‘sinización’ de la religión, que la religión sea acorde a los criterios que el gobierno considera esenciales del pueblo chino.
En reunión con líderes religiosos el pasado 26 de noviembre, Wang Yang, presidente de la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino, habló de cómo «utilizar los valores socialistas centrales para guiar a los grupos religiosos a reinterpretar la doctrina religiosa y así garantizar que cumpla con los requisitos de los tiempos progresivos», eufemismos que simplemente esconden el intento de control ideológico de la religión. El discurso de Wang enfatizó el desarrollo gradual de un sistema ideológico religioso que muestre las características chinas y adapte la religión a la sociedad socialista. La reunión requirió la reevaluación integral del canon religioso y reinterpretaciones para adaptarse mejor a la visión de ‘progreso’ de las autoridades chinas, según informa ChinaAid.
Lo cierto es que el año pasado contempló la decidida campaña de destrucción de cruces y de muchas iglesias. Los cristianos son obligados a cantar canciones nacionalistas como parte de sus liturgias, y a enfrentar discriminación social, acoso y prisión. En varias provincias, menores de 18 no pueden entrar a las iglesias. «Oficiales gubernamentales incluso condenan la enseñanza a niños y el cantar himnos en casa, como algo ilegal», expresa ChinaAid.
Está prohibida la publicación y venta de Biblias y libros cristianos no autorizados. Textos clásicos de la literatura como por ejemplo Robinson Crusoe ha sido ‘expurgados’ de referencias a Dios o a la Biblia.
Mayor dificultad en recopilar información
ChinaAid recolecta la información de líderes religiosos, personal de las iglesias, y cristianos corrientes. Pero, después de recoger sus informaciones «ChinaAid ha concluido que la persecución que ocurrió en 2019 excede aquella que ocurrió en el 2018», expresa el reporte. Sin embargo, afirma la ONG que la recopilación de datos para el 2019 fue en extremo difícil, lo que la lleva a concluir que el gobierno chino está «amenazando o de otras formas intimidando a los cristianos a no reportar los abusos a la midia internacional». Y sugiere ChinaAid que la información presentada sobre el 2019 no es completa.
Todos los líderes de iglesias han sido acosados o entrevistados por la policía. Afirma ChinaAid que todos los líderes de iglesias con local de culto sufrieron por lo menos una detención corta.
En las grandes ciudades, tanto al servicio de Nochebuena como al de Navidad solo pueden asistir cristianos con boletas, y no pueden ser admitidos no cristianos ni personas que no tengan la entrada.
Algunos lugares de culto se han visto forzados a firmar acuerdos que los obligan a una locación específica, a horarios específicos, a un limitado número de personas y a actividades también limitadas. Deben estos tener un equipo de supervisión sobre estos aspectos. No pueden aceptar ofrendas, no pueden abrir cuentas bancarias, o invitar extranjeros a predicar, ni realizar bautismos o eventos de animación.
Dentro de la política de sinización del cristianismo en China, las autoridades chinas emitieron un documento sobre cómo combatir «la infiltración religiosa extranjera», que tiene como fin más específico prevenir el establecimiento de ramas de entidades religiosas provenientes de Corea del Sur y EE.UU., que son consideradas «contra el Partido y el gobierno».
Con información de CNA
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