Detroit (Viernes, 13-03-2020, Gaudium Press) Un conocido canonista católico y Catedrático en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón de Detroit, Estados Unidos, el Dr. Edward Peters, dedicó un artículo de opinión al análisis de las normas eclesiásticas que obligan a los creyentes a asistir a la Santa Misa dominical y su posible aplicación en tiempos de epidemia. El canonista recordó que la Iglesia reconoce la imposibilidad, la dispensa y la excusa como factores que pueden obviar la obligación de asistir a alguna Eucaristía y dedicó un mayor tiempo de análisis a esta última, la cual depende del discernimiento de los fieles.
Imposibilidad y dispensa
Los fieles deben evaluar personalmente y en conciencia las condiciones en las que podrían estar excusados de la obligación en tiempos de epidemia. Foto: Free to Use Sounds. |
Sobre el primer criterio que la Iglesia dispone, la imposibilidad, en canonista afirmó: «Desde la antigüedad se ha reconocido que nadie está obligado a lo imposible. Si la Eucaristía ha sido cancelada en la localidad (y aunque se espera algún esfuerzo para encontrar una Misa fuera de la localidad habitual), uno no está obligado a realizar esfuerzos pesados para encontrar y asistir a una Misa en otro lugar», recordó Peters. De igual manera afirmó que los fieles son invitados a participar en otros ejercicios litúrgicos como la Liturgia de las Horas o realizar un tiempo de oración, el cual también puede ser ayudado por la transmisión de las eucaristías por televisión o radio. Sin embargo, ninguna de esas prácticas reemplaza como tal la Eucaristía, ya que el deber de asistir únicamente puede ser cumplido a través de la asistencia física.
La segunda de las condiciones analizadas por el canonista es la dispensa, la cual se ha producido en diversas diócesis con motivo de la epidemia de coronavirus. «La obligación de la adoración divina semanal (y en cierta medida la obligación del día santo) refleja directivas de la ley divina que se remontan al Decálogo; sin embargo, la obligación moderna del domingo es una función de la ley eclesiástica y, por lo tanto, puede ser dispensada por el Obispo diocesano en toda la diócesis», afirmó el experto, quien citó el Canon 87 como fundamento. Además, el Canon 1245 autoriza a los párrocos a dispensar en su jurisdicción (mas no a cualquier sacerdote). Las normas piden a estas autoridades «considerar cuidadosamente el bienestar espiritual de sus súbditos, la gravedad de la ley que se dispensa y otras circunstancias al deliberar sobre la dispensación de una ley», recordó Peters.
¿Cómo discernir si una persona está excusada de asistir?
Una tercera posibilidad es el que un fiel particular padezca una situación que lo excuse de la participación en la Eucaristía, y una de las razones reconocidas durante mucho tiempo ha sido la de la enfermedad personal. Para el experto, existen dos consideraciones importantes en esta materia. La primera es que los síntomas de las enfermedades sólo son sentidos por la persona que los padece, por lo cual tiene que evaluar de manera individual los efectos de su enfermedad y determinar si efectivamente se siente demasiado enfermo como para asistir a la Eucaristía.
«En segundo lugar, las enfermedades personales pueden presentar diferentes grados y tipos de riesgos para los demás», recordó el canonista. Esta segunda consideración, la posibilidad de contagiar a otros, no depende necesariamente del malestar del paciente. Por esto, en caso de enfermedades graves contagiosas, no asistir a la Eucaristía no sólo podría ser considerado «como una expresión de caridad hacia los demás, sino como ejercicio de justicia hacia ellos».
El caso del coronavirus es complejo, ya que presenta posibilidad de contagio incluso en momentos en que los pacientes no se sienten enfermos. Así surge el problema de cómo evaluar la asistencia a la Eucaristía en los casos en que sí se puede encontrar una Misa y no se ha emitido una dispensa por parte de las autoridades eclesiásticas.
Buscando una aproximación prudente al problema, el Dr. Peters sugirió dos consejos: «Si uno simplemente, aunque sea comprensiblemente, tiene miedo de ser infectado por otros, no veo suficiente excusa para obviar el cumplimiento de una obligación religiosa seria como lo es la asistencia a la Misa dominical», indicó el canonista, quien recordó que algunas personas podrían ser excusadas por este motivo si padecen otras condiciones médicas que los hagan especialmente vulnerables de una manera objetiva.
«Si uno no tiene una razón especial para pensar que es contagioso para los demás, no veo una excusa suficiente para obviar el cumplimiento de una obligación religiosa seria como la asistencia a la Misa dominical», indicó el experto como un segundo consejo para el discernimiento personal. El canonista recordó que, en todo caso, los creyentes deben tomar una decisión en conciencia, y la Iglesia no intenta controlar la manera en que cada fiel evalúa sus circunstancias personales. «Como una cuestión de conciencia, uno es responsable ante el Señor por su decisión, y el Señor no puede engañar ni ser engañado», concluyó.
Con información de In the Light of the Law.
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