Ciudad del Vaticano (Viernes, 13-03-2020, Gaudium Press) En la misa matutina de ayer jueves, 12/03, rezada privadamente en la Capilla de la Casa Santa Marta, y ransmitida online vía streaming, el Papa invitó a los fieles a rezar por las personas que tienen la responsabilidad de tomar decisiones delante de la pandemia de coronavirus.
«Continuamos rezando juntos, en este momento de pandemia, por los enfermos, los familiares, los padres con los niños en casa… pero, sobre todo, me gustaría pedir a ustedes que recen por las autoridades: ellos deben decidir y muchas veces decidir medidas que no agradan al pueblo. (…) Recemos por nuestros gobernantes que deben tomar la decisión sobre esas medidas: que se sientan acompañados por la oración del pueblo».
Homilía
Francisco comentó el Evangelio del día, (Lc 16,19-31), cuando San Lucas habla del rico opulento y del pobre Lázaro.
Para el Papa, «esta narración de Jesús es muy clara; puede parecer una narración para niños: es muy simple. Jesús quiere indicarnos con eso no solo una historia, sino la posibilidad de que toda la humanidad viva así, que todos nosotros vivamos así».
Dos hombres, uno satisfecho, rico, que usaba ropas de púrpura y lino finísimo, vivía bien, todos los días ofrecía espléndidos banquetes. Él era feliz así. No tenía preocupaciones… A su puerta había un pobre: se llamaba Lázaro. Él sabía que el pobre estaba allí. Pero le parecía natural: «Yo vivo bien y él… Así la vida de esas dos personas pasó. Murió el rico y murió Lázaro. El Evangelio dice que Lázaro fue llevado al Cielo, al lado de Abraham… Del rico dice solamente: fue enterrado».
Francisco dice lo que le impresiona: el hecho de que el rico supiese que había este pobre y no se importase con él.
Y la segunda cosa que impresiona a Francisco es la palabra «gran abismo». «Entre nosotros hay un gran abismo, no podemos comunicarnos; no podemos pasar de una parte a otra». El abismo no comenzó allá, el abismo comenzó aquí.
El drama del rico
«Pensé en cuál sería el drama de este hombre: el drama de ser muy muy informado, pero con el corazón cerrado». «El drama de la información que no llega al corazón». «Eso nos sucede también a nosotros: Así como el rico era indiferente al dolor de Lázaro. Hay un abismo de la indiferencia.»
«Pidamos hoy al Señor la gracia de no caer en la indiferencia, la gracia de que todas las informaciones de los dolores humanos que tenemos lleguen al corazón y nos muevan a hacer algo por los otros.» (JSG)
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